En la lista de los peregrinos “reales” a Santiago de Compostela figura Felipe I de Castilla; sin embargo calificar su vista a Compostela como peregrinación es realmente excesivo. Este es el relato de «la peregrinación de Felipe el Hermoso».

Por Tomás Alvarez

Nacido en 1478 en Brujas, el que llegaría a ser Felipe I de Castilla era el hijo primogénito de Maximiliano I, titular del Sacro Imperio; heredaría una inmensa serie de títulos, tales como duque de Borgoña, conde de Flandes, Brabante, Limburgo, Holanda y Zelanda…

En el «juego» político europeo de aquella época destacaban las ambiciones expansionistas de Francia. En un momento en el que el poderío de la casa de Borgoña estaba en decadencia, Francia intentaba extender sus áreas de dominio hacia el oeste y hacia la península italiana.

Primer viaje a la Pnínsula Ibérica de Felipe el Hermoso

Itinerario de Felipe I de Castilla, Felipe el Hermoso, en su primer viaje al territorio hispánico. Composición de https://www.elcaminodekunig.com/

En este panorama, los Reyes Católicos y el emperador Maximiliano planificaron un doble enlace entre sus hijos. Juan, el Príncipe de Asturias, se casaría con Margarita de Austria; Felipe lo haría con la infanta Juana.

Al planificar el matrimonio de Juana nadie esperaba la unión de las dos dinastías, pues la infanta era la tercera en la línea de sucesión de los Reyes Católicos, pero el fallecimiento de los dos hermanos que la antecedían, Juan e Isabel, dejó en su poder el destino de la corona hispana.

Un gobernante francófilo

Felipe –en sus estados- fue un gobernante partidario de una política amistosa con Francia, contraria a los planteamientos de su progenitor y de sus suegros. De hecho el apelativo de «el Hermoso», lo recibió del propio rey francés Luis XII, cuando este les hospedó en Blois, durante un viaje de Felipe y Juana a España, el primero de los dos que llevaron a cabo.

Felipe y Juana realizaron aquel viaje por tierra, para acudir en 1502 a Toledo, ante las Cortes y los Reyes Católicos, con el fin de ser reconocidos oficialmente como herederos de la Corona de Castilla.

La comitiva avanzaría siguiendo el camino de París y Tours para entrar por Bayona y continuar hacia Burgos, donde algunos de los integrantes tomaron el camino del oeste para alcanzar Compostela; entre ellos Antoine de Lalaing; autor de una crónica del periplo.

Fue en el segundo viaje de la joven pareja cuando pasaron por Compostela. Los hechos ocurrieron así:

El segundo viaje

En noviembre de 1504 murió Isabel la Católica, y Juana se convirtió en sucesora de la Corona. En principio, se acordó que Fernando y Juana desarrollarían conjuntamente la gestión del gobierno. Pero Felipe, apoyado por buena parte de la nobleza, ansiaba controlar también el territorio que recibía su esposa.

Las relaciones entre los dos esposos nunca habían sido positivas. Frente al apasionamiento de Juana, Felipe llevaba una vida notablemente licenciosa, lejana en lo afectivo e incluso en la acción de gobierno. En algún momento, Juana fue realmente una mujer férreamente vigilada por la guardia de su propio marido, frecuentemente contrario a la política de Fernando el Católico.

En ese juego de intereses en el que intervenían Fernando de Aragón, Juana y Felipe siempre hubo tensión, y de hecho cuando se planteó el segundo viaje a España, Felipe actuó con una visión casi “bélica”.

Una expedición accidentada y ambiciosa

El 7 de enero de 1506 salió desde Flandes la expedición de Felipe el Hermoso y Juana hacia España;  era una flota de 50 barcos, en la que se habían embarcado 2000 lansquenetes, soldados alemanes mercenarios, en previsión de problemas, dadas las discrepancias que Felipe mantenía con su suegro. Una fuerte tormenta destruyó varios barcos y obligó al resto a refugiarse en puertos del sur de Inglaterra, donde permanecerían hasta abril.

Segundo viaje de Felipe el Hermoso al reino de su esposa, Juana

La peregrinación de Felipe el Hermoso tuvo lugar en el segundo viaje de Felipe al territorio hispánico. Composición con imagen de una nao, tomada de un mapa de Ortelius, publicado en www.helmink.com / Wikimedia commons.

El 26 de abril llegaron los viajeros a La Coruña, donde el mandatario flamenco recibió la visita de numerosos nobles, prestos a mostrarle su acatamiento.

La llegada Galicia poco tenía que ver con la devoción al apóstol Santiago, sino con la estrategia política. Juan Manuel de Villena, señor de Belmonte, principal consejero del mandatario flamenco, quería fortalecer las relaciones de este con la aristocracia hispana y empezó con la gallega, especialmente favorable.

La llegada al puerto gallego también tuvo otro objetivo: retrasar el encuentro directo con Fernando de Aragón, que les estaba esperando en Laredo, Cantabria. Felipe venía decidido a asumir el gobierno de la Corona, aunque Juana advirtió que no haría nada que mermase los derechos de su padre. Esta desavenencia obligó a Felipe a aislar a su mujer, poniéndole  una férrea guardia.

Una breve estancia en Compostela

El 30 de mayo la comitiva viajó a Santiago, donde sólo permaneció tres días. Allí los mandatarios se alojaron en unas estancias, cercanas a la muralla en las que se estableció la Audiencia de Galicia en el inicio del siglo; estancias que desaparecieron en el curso del tiempo y de las que queda el recuerdo en el callejero de Santiago: rúa das Casas Reíais.

Santiago pasaba por un buen momento. Los Reyes Católicos, y en especial Isabel, sintieron devoción por el Apóstol y su ciudad. Fue el tiempo en el que iniciaron el magnífico Hospital Real. La catedral continuaba con sus eternas obras; en este caso con el derribo del claustro románico, para iniciar más tarde uno nuevo, con planos de Juan de Álava.

No se entretuvo Felipe el Hermoso en Santiago, sino que partió pronto hacia Orense y Puebla de Sanabria, aunque avanzó lentamente. El primer encuentro entre él y Fernando ocurriría en Remesal, cerca de Puebla de Sanabria. Los séquitos de los dos mandatarios reflejaban los planteamientos dispares de cada uno de ellos. Felipe, con armadura, se presentó al frente de sus 2.000 mercenarios armados, en tanto que Fernando de Aragón lo hizo en compañía del duque de Alba y un pequeño grupo de nobles y servidores. El encuentro acabó sin acuerdos; a Fernando no se le permitió siquiera ver a Juana, su hija.

Encuentro entre Felipe el Hermoso y su suegro, Fernando de Aragón.


Encuentro entre Felipe el Hermoso y Fernando de Aragon, en Remesal (Zamora) el 20 de junio de 1506. Castillo de la Follie(Bélgica), atribuido a Jacob van Laethem.
* Fuente Commons/Wikimedia.

La obsesión del gobernante flamenco por asumir directamente el dominio total de la Corona, le llevó a realizar diversos intentos para declarar a su esposa incapaz… no lo conseguiría. En julio ambos juraron como rey y reina, en Valladolid, y Fernando el Católico se retirararía entonces a sus dominios de Aragón.

El fin de la peregrinación de Felipe el Hermoso

El reinado de Felipe sería breve. Gran parte de la nobleza de los reinos hispanos se fue tornando contraria a él, a medida que extremaba sus preferencias hacia los miembros de su corte flamenca. En poco tiempo derrochó sus riquezas y los mercenarios alemanes se mostraron descontentos al no recibir sus pagas; los súbitos, a su vez, se negaban a asumir nuevos impuestos. Para mayor desastre, la sequía y la peste se abatieron sobre aquella sociedad.

En septiembre llegó la comitiva a Burgos. Nuevos agasajos y fiestas, para la corte de un rey amante de la fanfarria y escaso de fondos. El último día de fiesta fue el 16 de septiembre. Tras una partida de pelota, Felipe se sintió extrañamente agotado.  El 19, el médico le atendió de fiebres y detectó erupciones en la piel.

Los problema de salud siguieron avanzando para el joven monarca… Y el día 25 de septiembre terminó su “peregrinación en vida” por Castilla. La reina Juana, enamorada y tal vez loca, continuaría por los campos de la Meseta durante más de medio año “peregrinando con el cadáver” de Felipe, junto a un cortejo fúnebre de nobles, clérigos y cortesanos.

En aquel tiempo, se dijo que el gobernante flamenco pudo morir envenenado. La realidad parece que fue por otra línea: la peste. El rey, que había abandonado poco antes Valladolid por el agravamiento de la pestilencia, acabaría siendo alcanzado por ella en la ciudad de Burgos.