Alfonso IX, el rey leonés conquistador de extensos territorios del sur de la Península Ibérica, famoso por ser el primero de Europa en incluir a los ciudadanos en su sistema de Gobierno, fue asimismo un gran protector de la Cultura y del Camino de Santiago. Jose Pedro Pedreira lo recuerda en su novela sobre el monarca, recientemente aparecida

Por Tomás Alvarez

La obra del escritor leonés lleva el título “Alfonso IX. El rey demócrata”, acaba de ver la luz de la mano de la editorial Eolas, y nos muestra a un rey eminentemente peregrino y amante de la ciudad compostelana; la que consideraaba como principal urbe religiosa de su extenso reino.

Alfonso IX. Miniatura del Tumbo A de la Catedral de Compostela


Alfonso IX, rey de León y Galicia, miniatura del Tumbo A de la Catedral de Santiago de Compostela.
* Fuente Commons.wikimedia/.

Alfonso IX fue un notable impulsor de ciudades e instituciones hospitalarias de la ruta jacobea, fundador de la universidad de Salamanca, y primer monarca que incluyó a los ciudadanos en su sistema de Gobierno, en paridad con el clero y la nobleza, tal como recordó la UNESCO al incluir sus disposiciones en el listado de la Memoria del Mundo.

El autor leonés describe al rey como “fuerte y atractivo, dotado de elocuencia y potente voz»; estas características también le ayudaron a ganarse el favor del pueblo y el amor de bellas mujeres, tanto esposas como amantes con quienes compartió pasiones.

El rey más peregrino

Alfonso IX, conquistador de extensos territorios del sur de España, falleció en Sarria (Lugo) en 1230. Se dice que fue el rey que más veces peregrinó a Compostela; de hecho murió en el transcurso de una peregrinación a la Ciudad del Apóstol.

Según Pedreira, Alfonso IX, igual que sus antecesores Alfonso VI, Alfonso VII y su propio padre Fernando II, entendió muy pronto la importancia de apoyar y potenciar el Camino de Santiago. De ahí que impulsara una ambiciosa política repobladora, que se extendía a todos los territorios bajo su dominio, y se centraba de manera especial en las márgenes del Camino.

En esta tarea, potenció numerosas poblaciones, a las que fundó, refundó o dio fueros. Entre ellas cabe citar Sarria, Triacastela, La Coruña, Ponferrada, Bembibre (en  la variante del Camino Francés que citó Hermann Künig en su guía de peregrinación) y Villafranca del Bierzo. “A esta última, otorgó el fuero de Benavente, y sufragó los gastos de un puente sobre el río Burbia, para acceder a la villa, lo que favoreció la llegada de nuevos pobladores, especialmente francos”.

Abside de la iglesia de Santiago, en La Coruña, de tiempos de Alfonso IX

Ábside de la iglesia de Santiago, en La Coruña, realizada también por impulso de de Alfonso IX, por maestros formados en el taller del Maestro Mateo. Imagen de Guiarte.com

El rey de la catedral compostelana

En toda esta labor, debió contar y aportar notables concesiones tanto en iglesias como en dinero a las arcas de las poderosas diócesis, entre ellas la compostelana y la de Astorga; propietarias ambas de buena parte de los terrenos necesarios para completar la repoblación a lo largo del Camino.

Si su entrega al trayecto del Camino a través de su reino (el más extenso en los reinos cristianos de la península) fue encomiable, no menores serían los esfuerzos que dedicó a la seo compostelana, destino final de los peregrinos”, explica Pedreira.

Esta ayuda –agrega- permitió que el maestro Mateo pudiera finalizar la catedral bajo su reinado. De hecho él fue quien presidió su solemne consagración en 1211; en ella fue armado caballero por el arzobispo Pedro Suárez de Deza. Y bajo sus piedras había decidido que se enterrara a su padre Fernando II y a su hijo primogénito, al considerarla sede catedralicia más importante de su reino, aunque por entonces ya se contaba con el Panteón Real de San Isidoro donde había enterrado a su pequeña hija Leonor”.

Apostol Santiago en Pórtico de la Gloria.

El apóstol Santiago, en el parteluz del Pórtico de la Gloria, del maestro Mateo, obra cumbre del arte románico, realizada en tiempos de Alfonso IX. Imagen de Guiarte.com

La catedral de Santiago… su destino final

También dejó ordenado –afirma el autor– que en la catedral de Compostela se le enterrase a él cuando muriese. Su final sucedió, precisamente, mientras peregrinaba a la tumba del apóstol para darle las gracias tras sus exitosas reconquistas de Cáceres, Mérida y Badajoz a los almohades”.

Alfonso IX moriría el 23 de septiembre de 1230, en la población de Vilanova de Sarria, que él mismo había repoblado y a la que había concedido fuero pocos años antes” afirma el autor de la novela histórica sobre el “rey demócrata”.

El monarca está enterrado en la propia sede compostelana.