La relativa abundancia de relatos de viajeros a Compostela de territorios centroeuropeos en el siglo XV sorprende en relación con la menguada producción del entorno de la actual Francia. Uno de los escasos testimonios es el de Nompar II, señor de Caumont, peregrino a Compostela y los Santos Lugares.
Por Tomás Alvarez
En realidad, el relato del viaje a Santiago de Compostela descrito por Nompar II es prácticamente un aséptico itinerario – descripción del camino, con mención de los lugares y distancias- que incluye escasas informaciones adicionales de lugares concretos.
Este caballero gascón en 1417 peregrinó siendo muy joven, unos 26 años, a Santiago de Compostela; lo haría también a Jerusalén entre 1419 y 1420. No es muy conocida su historia personal. Vivió en los días de la Guerra de los Cien Años, largo conflicto entre Inglaterra y Francia.
Según parece, el señor de Caumont quedó más tarde privado de sus posesiones por los avatares de la lucha. Combatió al lado de los ingleses y, tras ser derrotado, pasó a Inglaterra. Carlos VII de Francia otorgaría sus bienes a su hermano Brandelis de Caumont.
El viaje de Nompar II de Caumont
El viaje a Santiago sigue un itinerario clásico del Calixtino, aunque sorprende que, una vez iniciado, Nompar II en lugar de avanzar hacia Compostela retrocediera hasta Roquefort, unos 50 kilómetros al norte, para empezar allí la ruta siguiendo el trayecto de los peregrinos de Vézelay.
Desde Roquefort avanzará a Mont de Marsan y Orthez, punto a partir del cual su itinerario coincidirá en su mayor parte con el que en el final del mismo siglo XV realizará Künig. A partir de aqui avanzará por Salvatierra de Bearne en dirección a Navarra.
El texto del viajero gascón se limita a apuntar un listado de lugares y distancias, agrupando las poblaciones por espacios geográficos: Bearn, Bascos, Navarra, Castilla, España, León, Galicia, Santiago, Finisterre (Notre Dame de Finibus Terre) y Padrón (Le Patron).
El regreso lo efectúa por el mismo itinerario, que también finaliza tras llegar a Roquefort, población que en aquel periodo tenía bastante vida religiosa, con conventos de benedictinos, franciscanos y clarisas.
La batalla de Nájera
El aséptico listado de lugares y leguas se interrumpe por primera vez en Nájera, donde describe brevemente la batalla de Nájera; una descripción favorable a las tropas inglesas.
La batalla ocurrió el 3 de abril de 1367. En la Guerra Civil combatían Pedro I y Enrique de Trastámara. Los franceses e ingleses, que entonces luchaban en la Guerra de los Cien Años, intervinieron en distinto bandos con objeto de conseguir el apoyo de la Corona de Castilla, entonces con un extraordinario poderío naval, de interés para ambos contendientes.
Escribe Nompar II que la batalla de Nájera la ganó el Príncipe de Gales, hijo del buen Rey Eduardo, que estaba acompañado de buenos caballeros gascones y de Inglaterra (…) también hizo prisionero a Enrique de Trastámara y puso al Rey Pedro el Cruel como legítimo rey del reino de España.
En realidad la batalla fue ganado por los partidarios de Pedro I, pero no capturaron a Enrique, como era el objetivo, y el Príncipe de Gales (el Príncipe Negro) quedó prácticamente arruinado con su intervención porque no recibió ni las ayudas ni los territorios que le prometió su aliado castellano. Al final, la guerra civil concluiría con la muerte del propio Pedro I.
El milagro de Santo Domingo de la Calzada
Poco más adelante, al referirse a Santo Domingo de la Calzada, Nompar II hará una amplia descripción del milagro del joven ahorcado y las aves que cantaron después de asadas. Su relato es de los más conocidos, entre la multitud de versiones de esta historia.
Cuenta como una criada atraída por el hijo de un matrimonio que iba en peregrinación a Santiago, se incomodó porque el muchacho no le hizo caso. La taimada sirvienta metió una copa de plata en el equipaje del joven y le denunció como ladrón… Una vez descubierta la copa, el acusado fue condenado a morir en la horca.
A la vuelta de Santiago, los atribulados padres aún hallaron al joven vivo; entonces acudieron al juez para que les entregase al hijo.
El Juez, que estaba al lado de un asador con un gallo y una gallina prestos ya para ser comidos, se mostró incrédulo y dijo que creería a los peregrinos si las aves que iba a ingerir cacareasen. Entonces, estas alzaron el vuelo y cacarearon. Al final, se rescató al muchacho y se ahorcó a la criada.
Nompar II comenta que en la iglesia del lugar hay un gallo y una gallina de la misma clase. Yo los he visto, y son totalmente blancos, afirma.
El peregrino reanuda a continuación su listado de leguas y lugares; sin detenerse a escribir nada de ellos, incluso en lo que respecta a la propia ciudad de Santiago.
…Y hasta Finisterre y Padrón
Más adelante, dará otra breve explicación en Finisterre, donde no se encuentra más tierra. De aquel lugar maravillosamente hermoso cita la ermita dedicada a San Guillermo, junto a una montaña. Esta dificación, desparecida, también está en relatos de otros antiguos viajeros.
La última referencia será para Padrón, donde el señor Santiago llegó por mar y donde Nompar II dice que vio la barca a orilla del mar.
A partir de Padrón… la vuelta. De nuevo, el nombre de cada lugar y las leguas de distancia… Y hasta Caumont.
Finalmente, el peregrino cerrará el aséptico relato con unas palabras de honor y gratitud a Dios.
Del relato Voaitge de Nopar, signeur de Caumont a Saint Jacques en Compostelle et a Notre Dame de Finibus Térrae se conservó copia manuscrita en el Museo Británico.
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