Cuando Hermann Künig escribió, en el siglo XV, su guía jacobea, incluyó a Bruselas en el Camino de Santiago, junto con otro grupo de ciudades de la actual Bélgica.

Por Tomás Alvarez

En la primera guía del Camino de Santiago escrita en la Edad Moderna, el monje alemán describió en realidad dos grandes trayectos jacobeos; el que venía desde Einsiedeln a Santiago -Oberstrasse, Vía Alta o Camino Alto-  y el que enlazaba Compostela con el núcleo de Aquisgrán/Colonia -Niederstrasse, Vía Baja o Camino Bajo- en el que mencionó a Bruselas.

La senda de Aquisgrán/Colonia a Santiago de Compostela fue una de las más importantes del flujo jacobeo desde la antigüedad. Por ella viajaban peregrinos que desde la zona del Báltico y norte de Alemania, se dirigían a la Vía Turonense para entrar a la Península Ibérica, por el puerto de Ibañeta o por Bayona, y continuar hacia la Ciudad del Apóstol.

Catedral de Bruselas

Bruselas en el Camino de Santiago: catedral de San Miguel y Santa Gúdula. Imagen de Luc Viatour /visit.brussels

En la guía de Hermann Künig se especifica que en ese Camino santiagueño, el peregrino cruzaba la actual Bélgica pasando por las ciudades de Soignies, Braine-le-Comte, Halle, Bruselas, Lovaina y Diest.

El paso de los peregrinos por Bruselas lo refrenda también Arnold von Harff, quien peregrinó entre 1496 y 1499 por Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela. Este caballero de Colonia, coetáneo de Hermann Künig, hizo prácticamente el mismo recorrido de Künig entre Santiago su ciudad natal. En su relato consta su paso por Bruselas, Lovaina, Maastricht y Aquisgrán.

Una historia rica e intensa

La ciudad ha tenido una densa historia; en la actualidad es sede del Gobierno de Bélgica, y también de la Unión Europea. Aunque oficialmente su municipio tiene unos 200.000 habitantes, el área urbana –que incluye otros municipios- supera el millón de pobladores.

Se trata realmente de una ciudad surgida en la Edad Media, en torno al castillo de Coudenberg, y que adquirió notoriedad política en tiempos de Carlos I. Su destino político ha estado ligado a los avatares políticos de España, Francia, Austria, Holanda… hasta que Bélgica se independizó en 1831. Tras los tiempos dramáticos de la Segunda Guerra Mundial, la ciudad se afianzó como un centro clave de la política europea.

La población disfruta de una activa vida cultural y social. Abundan los buenos restaurantes y tabernas… por donde bulle el sinfín de gentes que frecuentan la ciudad por su cualidad de centro administrativo y político europeo.

La Grande Place de Bruselas

La animada Grande Place de Bruselas. con el Ayuntamiento en primer término. La plaza esta catalogada como Patrimonio Mundial de la UNESCO. Imagen de Jean-Paul Remy /visit.brussels

Ciudad de notable interés cultural

Entre sus atractivos destaca la Grande Place, en la que perviven antiguos edificios gremiales, el magnífico Ayuntamiento y la Casa del Rey. La plaza fue muy dañada por un ataque francés durante la dominación española, en el final del siglo XVII. Entonces, sus edificios de entramados de madera se sustituyeron por magnificas construcciones de piedra que hoy hacen de este enclave un valiosísimo conjunto, Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Lo más destacado de esta plaza es precisamente el edificio del Ayuntamiento, construido en el siglo XV, cuando la ciudad gozaba de una solida etapa de crecimiento económico. La fachada es armónica y rica, con amplia decoración de estatuas; en medio de ella destaca la soberbia torre calada de 96 metros de altura que culmina una estatua del arcángel san Miguel.

Otra famosa edificación de la plaza es la Casa del Rey o Broodhuis, de época posterior, aunque siguiendo un diseño medieval; actualmente, museo de la Ciudad.

Entre los notables edificios bruselenses está tambien la catedral, dedicada a los santos Miguel y Gúdula. Es un atractivo edificio gótico, construido entre los siglos XIII y XV. Sus vidrieras renacentistas figura entre lo más destacado del mismo.

Las alternativas para el gozo del viajero son numerosas, entre ellas la gastronomía, la buena cerveza y sus chocolates. Pero también hay que destacar los ricos Museos Reales, El Magritte, el Horta, el de la ciudad, el del Cómic… Y si el viajero ama los espacios naturales y boscosos, puede visitar el inmenso bosque de Soignes, antaño cazadero real, en el que pervive un conjunto rico de flora y fauna.

Sin embargo, si el visitante recurre a lo más popular tal vez ha de visitar el Atomium, símbolo de la era atómica realizado para la Exposición Universal de 1958, o hacerse una foto con la figura del divertido Manneken Pis.

Bruselas en el Camino de Santiago

En la antigüedad, la ciudad tuvo varios lugares de atención a los peregrinos, pero la pronta llegada de la Reforma protestante condicionó el flujo de viajeros a Compostela. No obstante, uno de los templos más notables de la ciudad en la actualidad sigue dedicado al apóstol Santiago. Se trata del de Saint-Jacques-sur-Coudenberg.

iglesia de Santiago en Bruselas

Bruselas en el Camino de Santiago. Iglesia neoclásica dedicada a Santiago Apóstol (Saint-Jacques-sur-Coudenberg), en la Place Royale. Imagen de Jean-Paul Remy /visit.brussels

Coudenberg era la colina en la que se asentaban las residencias de Gobierno del territorio durante el período en el que los Países Bajos dependía de la corona de España. El antiguo castillo acabó siendo derruido en el siglo XVIII.

La iglesia de Santiago fue construida en estos terrenos reales en el final del siglo XVIII, y parece que debe su nombre a la existencia de una capilla anterior dedicada a Santiago, y una hospedería para los peregrinos.

El templo, de aire grecorromano, tiene en el vértice superior del frontón una estatua del Apóstol. Está considerado como la catedral castrense belga.

El quartier Saint-Jacques

Aparte de la iglesia de Santiago, otro edificio de obligada referencia jacobea en la ciudad es la Iglesia Notre Dame du Bon Secours. Desde el siglo XII funcionó en el lugar un templo dedicado al Apóstol y una institución de hospitalidad para los peregrinos.

Bruselas. Notre Dame du Secours

Notre-Dame de Bon Secours, en Bruselas, destaca por su estructura barroca peculiar. Imagen de Jean Paul Remy/Visit.Bruxelles

A partir del XVII creció allí la devoción a una imagen mariana a la que se le atribuyeron diversos milagros, Notre-Dame de Bon Secours, lo que indujo a la erección de un nuevo edificio barroco realizado entre 1664 a 1694. Tanto en la fachada como en el interior perviven diversas referencias a la peregrinación compostelana.

El templo está  muy próximo a la Grande Place, en el denominado quartier Saint-Jacques, nombre que evoca la importancia de la peregrinación en el pasado de la ciudad.