La Vía Regia (Strata regia) fue el nombre de un camino del Sacro Imperio Romano Germánico que cruzaba transversalmente los territorios del Imperio, uniendo la Europa Oriental con los territorios del Rin, Flandes y Países Bajos.

Por Tomás Alvarez

Esta ruta era una de las activas de la Edad Media, y por ella habitualmente avanzaban mercaderes, soldados …pero también los peregrinos. También recibió otras denominaciones. La parte central se conoció en algún momento como Vía Alta. Tal vez por ello, cuando en el final del siglo XV Hermann Künig publicó en Estrasburgo la primera guía para los peregrinos a Compostela, denominó Vía Alta u Oberstrasse al itinerario que procedía del territorio del núcleo central del Sacro Imperio.

Via Regia, Vias Alta y Baja de H. Künig, y Via Imperii

La Via Regia; vias Alta y Baja de Hermann Künig, y la Via Imperii, sendas de origen medieval, vinculadas a las peregrinaciones.

Las rutas del imperio romano

En tiempos romanos ya se creó una inmensa estructura viaria que unía las ciudades del Imperio; un vasto imperio que se extendía por tres continentes. Como testimonio de aquella gran red conocemos la existencia de los “itinerarios”; y muy especialmente en España el conocido como “Itinerario de Antonino”.

Incluso se conoce una especie de atlas, con caminos, distancias y ciudades: la Tabula Peutingeriana; donde aparecen rutas entre ciudades del mundo entonces conocido, realizado a partir del siglo IV.

La enorme red viaria de hace dos mil años se deterioró gravemente en el final del imperio romano; especialmente a partir del siglo III, cuando aparecieron las primeras invasiones de pueblos bárbaros. Aquellos desórdenes causaron, en la mayor parte del Imperio occidental, la caída brusca de las actividades comerciales y mineras; por ello, la gran obra que se observa a partir de entonces ya no será la construcción de puentes y calzadas; sino de murallas.

Erfurt, en la antigua Vía Regia, conserva una imagen icónica de su centro histórico, en el que se alzan los airosos edificios de la catedral y el templo de san Severo. Fotografía de Luis Alvarez

Decadencia y resurgimiento de las vías europeas

La inestabilidad y la ruina de las vías romanas contribuyó a la fragmentación del imperio y a la decadencia. La pujante sociedad romana, de magníficas urbes, se trocó en un mundo rural autárquico dominado por los bosques. Pero, a partir del siglo X, comenzó a resurgir el intercambio comercial. Así, en plena Edad Media reaparecieron diversas rutas destacadas por su interés comercial e incluso religioso, cuya fama ha llegado hasta nuestros días. De aquella época es particularmente interesante el Itinerario de Brujas, documento con multitud de sendas continentales e incluso marítimas.

Allí se recogen múltiples vías. En lo comercial, destacarán las redes marítimas y terrestres que dieron pujanza a  Europa. Y en lo religioso, también se definieron aquellas vías que por tierra o mar conducían a lugares como Roma, Jerusalén y Compostela.

La senda de la Vía Regia articulaba gran parte de Europa Central; avanzando desde el oeste atlántico a la Europa del Este. En ella estaban algunas de las principales ciudades mercantiles germánicas, tales como Fráncfort del Meno (Frankfurt del Main) y Leipzig. En los días del Renacimiento, a través de ella circulaban materias primas y elaboradas de toda Europa. Por ella se comunicaban los puertos atlánticos y las ciudades mercantiles del Rin y del Main, a través de Eisenach, Erfurt y Leipzig, para continuar por la Alta Lusacia y Polonia, desde donde podían avanzar bien hacia Ucrania, los países bálticos o el mismo corazón de Rusia.

La Fuente de la Justicia, de la Römerberg de Fráncfort. Imagen de Guiarte.com

Una inmensa red, en torno a la Vía Regia

Además, desde el norte llegaban hacia ella otras vías provenientes de Hamburgo, Lubeck, Stettin y Danzig. Por el sur especialmente la conocida como Vía Imperial, Via Imperii, por la que fluía el comercio y los mercaderes de las ciudades italianas y de la urbe ferial de Núremberg. Esta Vía Imperial cruzaba la Vía Regia en Leipzig y continuaba hasta el Báltico.

Precisamente, esta senda que cruzaba de norte a sur el territorio imperial era también muy utilizada por los peregrinos que viajaban hasta Roma. Muchos otros también la utilizaban para alcanzar Venecia y continuar navegando por la costa del Adriático y bordeando Grecia, para alcanzar el puerto de Jaffa, en Tierra Santa.

La Vía Regia también fue muy utilizada por los peregrinos, hasta el triunfo de la Reforma protestante. El propio Hermann Künig, también pudo utilizarla una vez terminado su recorrido de vuelta, para llegar a Vacha desde Aquisgrán. La propia ciudad de Vacha, donde se hallaba el convento del monje servita, estaba en el ramal que unía Eisenach con Fulda, Fráncfort y Maguncia.

Itinerarios Culturales Europeos

El Consejo de Europa, consciente del papel de las vías como elementos de relación de los pueblos, declaró en el año 2005 a la Vía Regia como “Itinerario Cultural Europeo”, ampliando el concepto medieval de esta Vía para incluir en la misma a puntos tan dispares como Santiago de Compostela, Kiev, Vilna o Moscú. En la actualidad, en su forma moderna, el itinerario conecta diez países europeos y tiene una longitud de 4500 km.

Aquisgrán, exterior de la Capilla Palatina

Aquisgrán, exterior de la Capilla Palatina de Carlomagno. En esta ciudad coinciden la Vía Baja de Hermann Künig y la Vía Regia. Fotografía de Tomás Alvarez

Precisamente, el primero de los itinerarios culturales europeos, aprobado por el Consejo de Europa, fue el Camino de Santiago; en 1987.

También  figura como itinerario cultural europeo otra vía famosa, la Vía Francígena, declarada así en el año 1995. Se trata de otra ruta medieval, descrita en el final del siglo X por el arzobispo Sigerico el Serio; uniendo su sede inglesa de Canterbury con la ciudad de Roma. Como otras sendas medievales, esta fue ampliamente utilizada por los peregrinos que viajaron desde Inglaterra, Flandes y Francia hacia la ciudad papal.

Las referencias a viajeros e instituciones de apoyo al peregrino son abundantes a lo largo del territorio que comunicó la antigua Via Regia, desde Flandes a Polonia. Ciudades como Brujas, Bruselas, Aquisgrán, Colonia, Maguncia, Fráncfort, Fulda, Vacha, Erfurt, Leipzig, Breslau o Cracovia cuentan en su pasado con famosos peregrinos, o instituciones de apoyo al peregrinaje. Entre los grandes viajeros vinculados a estas ciudades cabe citar a alemanes como el propio Hermann Künig y Arnold von Harff, o polacos como Nicolas von Popplau y Jakub Sobieski.