Catedral de Aquisgrán

La catedral de Aquisgrán, engloba la Capilla Palatina de Carlomagno, junto con una ampliación gótica del siglo XV. Imagen de Guiarte.com

Por Tomás Alvarez

La presencia de Aquisgrán como destino final del recorrido de Künig tiene un triple sentido: estratégico, histórico y religioso.

Con unos 250.000 habitantes en la actualidad, Aquisgrán, Aachen en alemán, está en el centro oeste de Alemania, cerca del punto en que confluye este país con Holanda y Bélgica, en el distrito de Colonia y en estado de Renania del Norte-Westfalia.

Se trata de una urbe donde se denota una gran vinculación con la historia del Imperio carolingio, residencia preferida del emperador y lugar de coronación de sus sucesores.

En la Guía de Hermann Künig hay dos partes netamente diferenciadas; en realidad son dos guías que están ambas enfocadas a los viajeros centroeuropeos.

La vía de Einsiedeln-Compostela

La primera vía, la de Einsiedeln a Santiago, es la más destacada para quienes confluyen en el sur de Alemania. En Einsiedeln confluían peregrinos de todo el norte de los Alpes, en especial de los territorios de Suiza, Suabia, Baviera, Austria, Bohemia, Silesia y hasta el sur de Polonia.

Por todos estos territorios era famosa de Virgen Negra de Einsiedeln, venerada en la Gnadenkapelle (Capilla de la Gracia), a la que acudían cientos de miles de devotos cada año, haciendo de ella uno de los mayores centros de devoción mariana de Europa. Esta poderosa atracción consolidó también al monasterio de Einsiedeln como centro de partida de la peregrinación a Compostela.

Künig dejaría en el final del siglo XVI, con su obra, el testimonio de la vía de Einsiedeln, una ruta cuya importancia no palidecía ante las señaladas anteriormente por el Código Calixtino.

La vía de Colonia-Aquisgrán a Compostela

La segunda vía que se incluye en la obra de Künig es la de Aquisgrán/Colonia

Colonia, muy cercana a Aquisgrán (a menos de 70 kilómetros) recibía a los peregrinos del norte de Alemania, los que avanzaban desde Polonia por Leipzig, Erfurt y Eisenach; y los que procedían de la costa del Báltico y Escandinavia, que llegaban a Lübeck y continuaban hacia el sudoeste por Hannover.

Esta gran confluencia hacía de Colonia una urbe con gran sentido jacobeo. La ciudad era considerada como una Roma del Norte y llegó a contar con más de cien iglesias, algunas con Santiago como patrón. En la misma catedral está representado el Apóstol.

Por si esta circunstancia fuera poco, Colonia era otro gran centro de de peregrinación, porque en la catedral se veneran las reliquias de los Reyes Magos. Estas fueron llevadas por Santa Elena, madre de Constantino el Grande, a Constantinopla y de allí pasaron a Milán, de donde se las llevó el emperador Federico Barbarroja, en el siglo XII.

colona vista

Colonia, con el Rin, en primer término; la catedral y la gran iglesia de San Martín. Imagen de guiarte.com

Al igual que en Einsiedeln, muchos de los peregrinos que llegaban allí para visitar la tumba de los Reyes Magos luego emprendían ruta a Santiago de Compostela.

Viajeros de muchas naciones

Pues bien, la ruta que describió Künig en su vuelta de Compostela fue la que realizaban los peregrinos de Colonia para llegar a Santiago: Aquisgrán-Bruselas-Arras-Amiens-Paris y luego el itinerario de la llamada Vía Turonense para seguir por el Camino Francés.

Pero además, Áquisgran era para Künig un punto excelente para el retorno hacia su convento de Vacha, porque para ello podía utilizar la misma ruta, ya citada, por la que llegaban los peregrinos polacos, dado que el centro religioso del monje se hallaba en las cercanías de Eisenach.

El terminar la guía en Aquisgrán tiene también un sentido emblemático. Esta ciudad, Aquisgrán, es por esencia la ciudad de Carlomagno, y este emperador es la figura señera de la historia del Sacro Imperio, y protagonista de una leyenda implicada en los mitos santiagueños. Tanto en así que incluso era vox pópuli entre los viajeros que la catedral de Santiago de Compostela había sido una obra encargada por el emperador.

En la misma obra de Jerónimo Münzer, viajero ilustrado de Núremberg, se da como cierto que la catedral de Santiago es una obra carolingia.

Aquisgrán destino de Künig

Aquisgrán es la capital del Imperio y seguía con esa aura en el siglo XV. Y Carlomagno era –según la leyenda- el descubridor del sepulcro. En los legendarios milagros del Apóstol aparece repetidamente un Carlomagno que recibe de Santiago la petición de recobrar los territorios conquistados por los árabes.

Hasta el sendero blanquecino estelar de la Vía Láctea estaba asociado a Carlomagno. Para los griegos primitivos, la mancha blanquecina estelar era una estela de la leche derramada por la ninfa-cabra Amaltea, que amamantó a Zeus en su infancia…. Para la leyenda carolingia, la mancha blanquecina estelar es la señal marcada por la divinidad para señalar a Carlomagno el camino hacia la tumba de Santiago, que habría de liberarla del yugo del infiel.

mapa de la guia de kunig

Itinerario de la guía de Hermann Künig, mapa realizado por Lalo Fernández Mayo, con dibujos de Jesús Herrero, del libro El Camino de Künig a Compostela.

La propia canonización de Carlomagno, en el siglo XII contribuyó también a acrecentar el interés por Aquisgrán y el emperador. Otras circunstancias redundaban en el prestigio de esta ciudad, como la posesión en su tesoro de reliquias de un vestido de la Virgen… y hasta el prestigio  de la Capilla Palatina, obra que Carlomagno encargó a Eudes de Metz, y que se imitaría en otros lugares del Imperio.

Un recorrido habitual y sin gran dificultad

Finalmente, otra razón se elige a Aquisgrán como destino de Künig podría ser la distancia.

En realidad, Vacha está a menos distancia de Aquisgrán (unos 320 kilómetros) que de Einsiedeln (unos 500 kilómetros) y el trazado de la vuelta por Francia es realmente menos duro que el que cruza Suiza. Una vez llegado a Compostela, tras visitar Einsiedeln, tenía sentido buscar un camino más fácil y corto.

Esa doble vía del sur de Centroeuropa a Compostela con regreso al entorno de Colonia la hiciaron, además muchos viajeros. uno de ellos fue el propio Arnold Harff que haría su peroplo pocos años más tarde de que Künig escribiera su guía a Compostela, sigi¡uiendo en gran parte sus indicaciones.