Por Tomás Alvarez
El conjunto del monasterio de Penamaior podría volver a brillar si continua adelante la puesta en valor de la ruta lucense de Hermann Künig, y si la reciente compra de las ruinosas dependencias conventuales por un particular es el primer paso para su restauración.
En el camino que marcó Hermann Künig hacia Compostela, cerca de Becerreá, está el complejo del monasterio de Penamaior, en un paraje lleno de encanto. El conjunto se integra por una delicada iglesia románica, propiedad de la diócesis de Lugo, y los restos del antiguo monasterio de Penamaior; estos últimos en un lamentable estado de conservación.
Casi a medio camino entre Becerreá y Baralla, una pequeña carretera que sale de la nacional VI, nos permite llegar hasta este lugar, ubicado a kilómetro y medio de la ruta, entre las onduladas y apacibles soledades de esta tierra lucense.
Los prados y los bosques se integran en el estrecho valle, como si intentasen esconder la joya medieval: Santa María de Penamaior, templo del antiguo monasterio benedictino.
Una iglesia especial
Esta iglesia es del Románico final; tiene cabecera triabsidial y cuenta con tres naves, sin transepto. El destacado periodista y escritor gallego Jose de Cora, en el libro El Camino de Künig a Compostela, señala que entre los tesoros del templo figura una reliquia de la Vera Cruz, cuya llegada se atribuye a a los monjes negros de la orden benedictina. La reliquia de Penamaior está en una cruz (estauroteca) simétrica o griega, que es similar a otra conservada en la Santa Croce de Roma, lo que la convierte en pieza única en Galicia, tanto por su continente como por su contenido.
El viajero que llega por primera vez a este escondido rincón se sorprenderá al contemplar el costado norte del templo, con tres vanos. El maestro medieval mostró en ellos una auténtica rebeldía, al plantar una ventana románica clásica, otra geminada y un sorprendente rosetón de rara belleza, ornado con cabecitas humanas.
Esa creatividad la mantuvo en la fachada oeste, articulada por una puerta románica y tres vanos; uno por cada nave, pero todos –también- de distinta factura.
Tal variedad genera en el viajero una sensación extraña; le hace pensar que el maestro medieval no buscó la armonía, sino que se complació en la exhibición de la pluralidad de formas románicas. Esa sensación de heterodoxia se refrenda al contemplar los detalles de la puerta y su tímpano, con curiosos signos y temas caballerescos.
Un convento destrozado
Al lado de la iglesia se hallan los desvencijados restos del convento, en los que –a pesar del caos derivado del paso del tiempo y el abandono- se percibe la calidad constructiva. El edificio actual es del siglo XV.
Las fuentes varían en la fecha de surgimiento del cenobio. Algunos citan el siglo X; otros el XII. Quienes defienden la fecha más lejana sostienen que desde él san Virila partió con una gavilla de monjes a reactivar el de Samos.
Lo mejor conservado del conjunto conventual de Penamaior es el molino, ubicado frente a la fachada del templo, junto al riachuelo. Es de excelente piedra de cantería y conserva un escudo real. Además de esta construcción perviven otras dependencias monacales, reaprovechadas para vivienda y almacén.
Esperanza para el monasterio de Penamaior
Lo que fue el antiguo cenobio (sin la iglesia) se puso a la venta hace unos dos años por 600.000 euros, y –según informó esta semana el diario La Voz de Galicia- finalmente se ha vendido a un vecino de Lugo cuya identidad aún no se ha revelado, por algo más de 200.000 euros.
La venta incluye también unos terrenos, con lo que la superficie ocupada por el conjunto alcanza unos 40.000 metros cuadrados.
No cabe duda de que con la reactivación de la vía peregrina que discurre a su vera, difundida en el siglo XV por Hermann Künig en la primera guía moderna del Camino de Santiago, las posibilidades de futuras este enclave son ciertas, pues aúna arte, historia, belleza paisajística e interés jacobeo.
Una nueva etapa para el centro religioso
Para el párroco de Santa María de Penamaior, Gonzalo Vázquez, la noticia de la venta ha sido esperanzadora porque el conjunto aún puede salvarse de la destrucción total pues se estaba cayendo, según declaró a la Voz de Galicia.
El párroco aún recordaba que en décadas pasadas el claustro se dedicaba a escuela de niños, a la que acudía una cuarentena de escolares.
En declaraciones de Javier Gómez Vila, historiador lucense que está siendo clave en la puesta en valor de esta vía peregrina, se destaca que es necesaria la colaboración de las administraciones con el nuevo titular para permitir el salvamento del convento, ya que el antiguo claustro está pegado a la iglesia del siglo XII y por ello su recuperación necesitará permisos especiales.
Para Gómez Vila, la compra por un particular es una buena noticia; las administraciones públicas deben fomentar que los particulares participen iniciativas de salvamento del patrimonio, facilitando ayudas a la recuperación de los bienes de interés, tal como ocurre en otros países europeos.
Según este historiador, el convento de Penamaior jugó durante siglos un papel determinante en la variante lucense del Camino Francés definida por Künig.
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