Becerreá es una población ubicada en la montaña occidental lucense. Se halla en una histórica tierra de paso; por ella discurría la vía romana que desde Asturica Augusta (Astorga) alcanzaba Lucus Augusta (Lugo), urbes claves del noroeste de Hispania.
Por Tomás Alvarez
La guía de Hermann Künig recomendó el itinerario de la vieja ruta romana para ir a Compostela. Se evitaba así las fragosidades de la sierra de Courel. La vía avanzaba por unas sendas más transitadas; y ademá permitía conocer Lugo; ciudad que maravilló al viajero alemán por su calidad constructiva, herencia de la romanidad.
Becerreá es en la actualidad el lugar mayor de la comarca. Posee un censo de 1.420 habitantes (año 2.022) y ello le otorga cierto aire de ciudad, al contar con diversos establecimientos de hostelería y servicios.
En un territorio histórico de paso
La población está en la comarca de los Ancares; ocupa una ladera orientada hacia el valle del Navia. Este es un ámbito relativamente montuoso, con profundos valles y oteros elevados; por ello, los caminos son sinuosos. Dada su cualidad de camino de paso entre los valles leoneses y la Galicia central, en el entorno destacan varios puentes que salvan los profundos valles y, desde el pasado, facilitan el tránsito de personas y vehículos rodados.
En la actualidad son especialmente visibles los viaductos de la autovía A6. Cerca de Becerreá se halla también el antiguo puente de Cruzul, una importante obra realizada durante la renovación del itinerario Madrid Coruña (Nacional VI) diseñada por Carlos Lemaur. Fue construido en tiempos de Carlos III.
Hay pocos datos del lugar en el catastro del Marqués de la Ensenada; realizado a partir de 1749, durante el reinado de Fernando VII para identificar las características de las poblaciones de la Corona. Allí se detecta que Becerreá era un lugar humilde, de apenas 24 casas. El catastro indica tambien que en su terreno se cultivaba escaso trigo, centeno, cebada, nabos, coles. Había también castañares, algunos nogales y colmenares. El ganado era el común de estas tierras: ovino, bovino, caballar, mular y de cerda.
Becerreá, en el Diccionario de Madoz
Las mejoras viarias del final de aquel siglo, especialmente en el trayecto entre León y Galicia (Carretera de Madrid – Coruña), dieron mayor vitalidad al territorio. En el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, de Pascual Madoz, se detecta. La población está en fase de crecimiento. En esa época –el Diccionario fue realizado entre 1845 y 1850- pasó a ser capital del Partido Judicial y sede del Ayuntamiento.
En el sintético texto sobre el lugar se dice que tiene clima frío pero sano. La parroquia (San Juan) es matriz de San Pedro de Cadoalla; está servida por un curato de ingreso y patronato lego. El término posee fuentes cuyos derrames se unen al arroyo que baja á formar uno de los brazos del río Navia. El terreno es de monte arbolado y pastos. También hay algunos llanos y laderas fértiles. Los caminos desde Nogales (As Nogais) continúan al interior de Galicia; se hallan en mediano estado. El correo se recibe en su estafeta tres veces por semana.
Las producciones locales –dice el Diccionario- son centeno, algún trigo, patatas y legumbres; cría ganado vacuno, mular, lanar y de cerda; hay caza, molinos harineros y algunos telares para lino y lana. La población total era de 56 vecinos, con 348 habitantes.
El bosque de Os Grobos
Este es un bello territorio para el peregrinaje; muy rural y apacible. El viajero que avanza por la vía recomendada por Hermann Künig, encontrará, pasado As Nogais, uno de los bosques más bellos que puede ver en Galicia: Os Grobos.
El paraje es sorprendente y misterioso; de hecho fue utilizado para rodar una notable producción cinematográfica española: El bosque del lobo, de Pedro Olea; un fime protagonizado por José Luis López Vázquez.
Robles y castaños centenarios se mezclan en este paraje en el que fantasmagóricas rocas calcáreas se elevan verticalmente entre la vegetación.
La humedad favorece el crecimiento de diversas especies vegetales y densos musgos. Las rocas se elevan en torno al caminante acortando el espacio de visibilidad;, con ello, el lugar adquiere una extraña belleza, a la vez misteriosa e inquietante. Ante este paisaje, el visitante piensa en territorios vírgenes habitados por duendes.
Santa Maria de Penamaior
En el plano de la construcción religiosa, lo más notable de Becerreá es el monasterio de Santa María de Penamaior. El centro monacal se halla en un ámbito verde y solitario. Lo que antaño fue residencia de los monjes está en una ruina total; pero se conserva la iglesia; un sorprendente edificio con obra de diversas épocas. En el mismo predominan los detalles constructivos románicos.
En el exterior de la iglesia destaca el bello ábside poligonal; inserto entre la umbrosa ladera del monte. En la pared septentrional se aprecia una serie de ventanales románicos, todos de diferente factura: un bello rosetón, una ventana típica del románico, otra geminada… Todo un muestrario absolutamente inusual. Una armoniosa desarmonía.
El templo consta de tres naves, sin transepto y cabecera tripartita. En la actualidad tiene techumbre de madera, pero a juzgar por la estructura pétrea cabe deducir que en el pasado debió de estar cubierto por una bóveda de medio punto.
Una enigmática historia caballeresca
La portada también es interesante, con tres vanos, correspondientes a las distintas naves, y una portada enigmática, en cuyo tímpano se ven relieves en los que pareciera hallarse un relato de tinte caballeresco.
Se cree que el origen del cenobio se remonta al siglo XII, y estuvo ligado al poderoso monasterio cisterciense de Carracedo. Nunca fue muy grande, y en el 1836 fue afectado por la desamortización de Mendizábal. Ahora es una simple parroquia, casi siempre cerrada. En el pasado se mostraba en él un lignum crucis, pero ahora la reliquia se ha retirado del edificio, dado que este se halla en un despoblado.
Revitalizando la ruta marcada por Hermann Künig
Toda esta parte del territorio gallego está haciendo un notable esfuerzo para recuperar la vitalidad del ramal del Camino Francés que describió Hermann Künig en el siglo XV.
El monje alemán, al llegar a la localidad de Las Herrerías, en el tramo final de la provincia de León, recomendó seguir hacia Piedrafita del Cebreiro, para dirigirse a Lugo por Becerreá, pasando luego desde Lugo a Melide, donde se une al clásico itinerario del Camino Francés. De este modo, el viajero avanza pasando una cota de 1100 metros, cuando en la sierra del Cebreiro habría de superar los 1300.
En la actualidad ya hay un flujo de peregrinos relativamente habitual. Los caminantes encuentran un trazado lleno de encanto rural y una ciudad, la de Lugo, inscrita en el patrimonio Mundial de la UNESCO por su riqueza constructiva romana. Es una de las urbes más alabadas por Künig en su guía; la primera guía escrita realmente para los peregrinos santiagueños.
Para seguir la senda de Künig por Lugo
[…] variantes del Camino Francés. En Lugo, el camino recomendado por el monje alemán discurre por Becerreá y la ciudad de Lugo para continuar hacia Melide; en León el Camino avanza por Santa Marina del […]
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