En Quintanilla del Valle (León), en pleno Camino de Künig, se acaba de abrir un centro de acogida al peregrino, con el objetivo de apoyar el creciente flujo de caminantes que exploran esta variante leonesa del Camino Francés.

Por Claudio Path

En 1494, Hermann Künig publicó en Estrasburgo la primera guía escrita para los peregrinos santiagueños, y en ella marcó las que consideró sendas esenciales para llegar a la Ciudad del Apóstol.

Nuevo centro de atención al peregrino, en Quintanilla del Valle

Nuevo centro de atención al peregrino, en Quintanilla del Valle, León. Imagen de guiarte.com

Algunas de estas sendas históricas habían quedado relativamente olvidadas tras la crisis del peregrinaje sobrevenida con la Reforma protestante… Pero poco a poco los peregrinos más avezados avanzan por ellas, con la intención de recuperar unas vías que son patrimonio de la historia jacobea.

Por sendas históricas de León y Lugo

Esa recuperación se está notando en las tierras de Lugo y en León, donde Künig describió dos bellas variantes del Camino Francés. En Lugo, el camino recomendado por el monje alemán discurre por Becerreá y la ciudad de Lugo para continuar hacia Melide; en León el Camino avanza por Santa Marina del Rey, Villamejil, Brañuelas, Cerezal de Tremor, Bembibre y Ponferrada.

La ruta leonesa va más atrasada en señalización, pero los viajeros ya pasan muy a menudo por ella y de hecho ya están surgiendo iniciativas para auxiliar al peregrino. Benavides de Órbigo, por ejemplo, ya tiene un edificio que pretende destinar a albergue, y en el pueblo siguiente, Quintanilla del Valle, se acaba de abrir un centro de acogida de peregrinos denominado Flor del Valle, inaugurado la semana pasada.

Quintanilla del Valle es un apacible lugar de un centenar de habitantes, cuya trama urbana está dominada por el sólido templo parroquial, cuya espadaña es un auténtico “hervidero” de cigüeñas, siempre atraídas por los prados y zonas húmedas del entorno.

Apertura del centro de acogida al peregrino “Flor del valle” en Quintanilla del Valle, cerca de Benavides de Órbigo, León.

Para Maria Angeles Cantón, presidenta de la Junta Vecinal de Quintanilla del Valle, esta es una iniciativa solidaria con los peregrinos que están pasando por el lugar, cada vez de forma más habitual, y que con su paso conocen y animan la vida de estas tierras leonesas siempre generosas con el viajero.

El camino de Santa Marina

Llegado a León, Künig recomendó al peregrino, en su guía, el camino más fácil para llegar a Ponferrada; una senda que le evitará las alturas de los Montes de León. Para ello, propuso tomar la dirección a Santa Marina del Rey, la mayor de las villas del valle del Órbigo en el pasado; donde funcionaban dos hospitales de peregrinos: los de San Lázaro y Santa Catalina.

Desde allí, el viajero alcanzaría Benavides de Órbigo, para avanzar hacia la comarca de La Cepeda, por el valle de Antoñán, con el fin de llegar al entorno de Brañuelas y Cerezal de Tremor, el mejor paso de los Montes de León.

Buscando la vía más fácil

Künig recomienda en la guía el avance por un camino que deja Astorga a tres leguas al sur (a la izquierda). En este recorrido por León, el monje viene utilizando como medida de longitud la legua legal castellana (4.190 metros/legua), lo que quiere decir que pasaría por el entorno de los pueblos de Villamejil o Castrillos.

El monje pudo acercarse hacia el paso de Cerezal de Tremor, bien por los valles del Tuerto o del Porcos, o incluso por la chana intermedia, pasando por la Venta de Adrián hacia Brañuelas, «dejando siempre las montañas a la izquierda«, como escribió el autor alemán.

Con este itinerario el peregrino entrará en el Bierzo por una cota de algo más de 1100 metros de altitud, en lugar de los 1500 metros que habría de superar si avanzase por Rabanal del Camino y Foncebadón.

En la parte final del Bierzo -en Las Herrerías– Künig tambien volvió a elegir una ruta más practicable. Recomendó continuar por Piedrafita y Becerreá en dirección a Lugo; una senda cercana a la carretera Nacional VI, siguiendo un paso que ya se utilizaba en tiempos romanos. De nuevo, el monje alemán evita las alturas de la Faba y el Cebreiro para avanzar por una cota más baja.