San Roque es unos de los santos más populares de la cristiandad y del Camino de Santiago; un bienaventurado estrechamente relacionado con el peregrinaje, la peste y con la propia ciudad de Compostela.

Por Tomás Alvarez

Pese a la inmensa popularidad de san Roque, su biografía está llena de espacios difusos, desde la fecha y el lugar de su nacimiento hasta la de su muerte. Pese a todo ello, la geografía universal está llena de templos y estatuas del santo. Ellas nos hablan de su existencia, y del amor de unos fieles que ponían en él su esperanza ante el miedo a un enemigo apocalíptico: la peste.

Aquel temor ante una enfermedad crudelísima hizo que a lo largo de la Edad Media y la Edad Moderna, atormentadas por oleadas de la peste, muchas ciudades aclamasen al santo y le adoptasen como patrono. Esa devoción fue muy especial en Venecia.

San Roque, con conchas,bordón y la herida en la pierna

San Roque, el santo de la peste, en un retablo gótico de la catedral de Estrasburgo, con el bordón y la concha de peregrino en el sombrero. Le acompañan San Mauricio y San Nicolás, Imagen de Tomás Alvarez.

La propia urbe de Compostela, gran centro de peregrinación, fue un lugar donde se detectó con frecuencia la enfermedad, portada por peregrinos que desde toda Europa llegaban a ella, siguiendo vías terrestres o marítimas. En el año 1517 llegó allí una de las epidemias de peste bubónica, y la población recurrió al santo. A partir de entonces, cada 16 de agosto, las autoridades religiosas y civiles compostelanas renuevan su “voto a San Roque”.

Datos para una biografía

Hay discrepancias sobre el origen de Roque. La mayoría le considera originario de Montpellier y data su nacimiento en 1295; aunque otras versiones retrasan la fecha hasta medio siglo. Se dice que quedó pronto huérfano; vendió sus  propiedades; distribuyó sus bienes entre los necesitados, y emprendió peregrinación a Roma.

A su paso por la Toscana, tomó contacto con las gentes afectadas por la peste; dedicando sus esfuerzos a atender a los enfermos, en muchos casos con excelentes resultados. Algunas fuentes especulan sobre la posibilidad de que el joven Roque hubiera estudiado en la escuela de Medicina de Montpellier que desde el siglo XIII gozó de gran prestigio en toda Europa; también le sitúan como hermano de la Tercera Orden de San Francisco.

El santo de la peste, apestado.

En el regreso de la Ciudad Eterna, continuó realizando curaciones, aunque el contacto con los infectados acabó contagiándose la enfermedad. Entonces se retiró a una zona boscosa cercana a Piacenza.

Los escasos datos reales se funden a menudo con la leyenda. En el retiro, cercano a Piacenza, se sitúa la famosa historia del Santo y el perro. Este animal, según la tradición, acudía diariamente al lugar donde se hallaba el enfermo, al que le llevaba cada vez un pan. El dueño del perro, extrañado de ver cómo su animal se marchaba cada día con un pan recogido de su mesa, decidió seguir sus pasos, descubriendo en el bosque al apestado de Montpellier, a quien condujo a casa y atendió.

Curado por la intervención del perro, del dueño o de un ángel, hay versiones para todos los gustos, Roque reemprendió el camino a Montpellier. La causa y el lugar de su muerte también son objeto de discrepancia. Unos dicen que murió en una prisión de Montpellier y otros en el norte de Italia.

Santuario de San Roque en Montpellier

Exterior del santuario de San Roque en Montpellier, Francia.
* Fuente Commons/Wikimedia/De Chabe01.

Venerado en toda Europa

Aun con tantas incógnitas sobre su vida, la veneración hacia su persona creció, siendo Venecia –una ciudad tradicionalmente muy azotada por la peste- el entorno desde el que se difundió su devoción y fama.

En el final de la Edad Media y el Renacimiento, proliferaron por toda Europa los templos y cofradías dedicadas a san Roque, quien se convirtió en un protector de los apestados. En la propia ciudad de Santiago de Compostela se conserva el edificio que fue Hospital de San Roque junto con la capilla dedicada al mismo santo.

La ciudad que más ha honrado a san Roque fue Venecia, a raíz de una peste registrada en 1477. Allí hay una excelente iglesia dedicada a él, en la que también afirman tener sus reliquias. Al lado, está el magnífico edificio de la cofradía “di San Rocco”, con pinturas de Tintoretto, Tiziano y Tiépolo. En Montpellier existe otro notable templo neogótico en memoria del Santo.

Por todo el orbe católico hay supuestas reliquias del santo, aunque las que mayor fama tienen son las venecianas. En la literatura odepórica, el famoso viajero Nicola Albani dice que visitó el cuerpo del santo en Montpellier. También el viajero Giacomo Antonio Naia relató haber visitado en esta ciudad la casa donde nació el bienaventurado, edificación que estaba entonces descuidada, como una “cuadra de cerdos”.

San Roque, el santo de la peste, es el patrono de Venecia

Como ciudad comercial y de gran tráfico marítimo, Venecia padeció graves epidemias, y siempre veneró especialmente a San Roque, el santo de la peste. Imagen de Beatriz Alvarez

San Roque y la peregrinación

Pese a algunas suposiciones, no parece que el Santo hiciese la peregrinación a Santiago de Compostela. Lo que sí es cierto es que desde la Edad Media fue muy venerado por los peregrinos y se le considera como patrón de los mismos; pues él mismo fue peregrino a Roma.

La iconografía del Santo es también muy santiagueña. Se le suele pintar con hábito de peregrino, bordón, zurrón y sombrero, en el que suele llevar la clásica concha de vieira. Es tal el parecido que frecuentemente hay quien le confunde con el propio apóstol Santiago.

En esculturas y pinturas hay dos elementos que le suelen diferenciar del Apóstol. El primero es que Roque suele mostrar una herida en una pierna (la peste) que él mismo señala con su mano; el segundo motivo es el perro que le acompaña, recordando al amable animal que le llevaba el pan y le lamía las heridas mientras estuvo retirado en el bosque de Piacenza.