Béziers es una ciudad del sur de Francia, próxima a Narbona, con una amplia historia y vitalidad, pues surgió en plena Vía Domitia, la ruta romana que enlazaba la Península Ibérica con el norte de Italia. En este reportaje nos referiremos a la presencia de Béziers en el Camino de Santiago.

Por Tomás Alvarez

La Vía Domitia venía desde el norte de la península Italica; continuaba por Nimes, Montpellier y Narbona; seguía hacia el sur, por Hispania, con el nombre de Vía Augusta, en dirección a Valencia, y llegaba a Cádiz, siguiendo una itinerario paralelo a la costa del Mediterráneo. En esta ruta se hallaba Béziers.

Esa posición estratégica hizo de Béziers una ciudad notable en la peregrinación a Santiago. A ella llegaban tanto los viajeros que procedían de Centroeuropa, siguiendo la ruta marcada por Künig,  través de Suiza, el territorio de Saboya y el Languedoc, como de los que avanzaban desde Italia y los países de la ribera norte del  Mediterráneo.

Béziers, ala vera del río Orb

Catedral de San Nazario, dominando desde la altura el entorno de Béziers, en el Camino de Santiago. Imagen de G.Deschamps – CRTL Occitanie

La guía de Künig describe las dos grandes rutas que sintetizan los flujos del peregrinaje europeo. La primera que describe, la Vía Alta u Oberstrasse, proviene del sur de Alemania y cruza el Ródano en Pont Saint Esprit… En su avance, pasado Montpellier alcanzará Bysere (Béziers), donde, “encuentras también un puente magnífico”. Luego seguirá camino hacia Caput Stagnum (Capestang).

En su intento de hacer una guía útil al viajero, Künig suministra abundante información de los puentes. Esto tiene una lógica; para el viajero, el puente franco, y en torno a ellos surgían ciudades y centros de atención al peregrino. Este también fue el caso de Béziers, con su famoso Pont Vieux.

Béziers, en el Camino de Santiago

Béziers pertenece al departamento de Hérault, en el sur de Francia, y se halla a unos 70 kilómetros al sudoeste de Montpellier, la capital departamental. Está en una zona costera, cerca del mediterráneo y goza de un clima agradable, propicio para los viñedos; la gran riqueza económica de la zona.

Numerosos viajeros han dejado constancia de la calidad de los vinos de esta parte de Francia, entre ellos Jerónimo Münzer, Domenico Laffi o Giacomo Antonio Naia, quien calificó la urbe de grande y bella. Es esta una zona donde los viajeros también detectaron la presencia de bandidos, así se comprueba en los relatos de los dos últimos citados, y en el de Nicola Albani. El relato pormenorizado de este último es espectacular. Asaltado por unos desertores de la flota española  amarrada en Tolón (eran los días de la Guerra de Sucesión Austriaca), avanzó desde Montpellier temeroso y semidesnudo en un continuo penar…

Una ciudad caritativa

En Béziers, Albani fue recibido por el obispo, quien le organizó una petición de limosna por la ciudad, acompañado de un clérigo y un seglar. Mendigó por las calles con escasas ropas, para poner de manifiesto cómo había sido expoliado. Resulto una marcha curiosa, en la que los mendicantes iban seguidos por un cortejo de un centenar de muchachuelos. El viajero italiano quedó contento del vecindario porque la recaudación resultó realmente elevada.

La ciudad, actualmente con unos 70.000 habitantes, es antiquísima. En el cerro que domina el paso del rio Orb se ubicaron las gentes del neolítico, griegos y romanos, quienes crearon la colonia Baeterrensis, de donde deriva el nombre actual del lugar.

Su vigor histórico sufrió un súbito corte en el año 1209, durante la cruzada albigense, cuando los cruzados asaltaron la ciudad, masacrando a los habitantes de todas las edades y credos, tanto en las calles como en las casas o los templos. Tras la masacre, la urbe fue incendiada.

De aquella cruel matanza quedó una frase lapidaria. Dicen que cuando alguien preguntó al legado papal y jefe de los cruzados, el inquisidor Arnaldo Amalric, cómo iban a distinguir a los católicos de los herejes en el ataque. Este contestó: “matarlos a todos. Dios reconocerá a los suyos”.

La ciudad episcopal

El monumento principal de Béziers es la antigua catedral  de San Nazario (Saint-Nazaire) que domina la silueta de la ciudad y es visible desde gran parte de la región por hallarse encima de un cerro. En el siglo XVIII, la urbe perdió su categoría de sede episcopal.

La catedral se construyó sobre un templo romano y es básicamente gótica, aunque su aspecto exterior es el de una fortaleza. Su fachada austera está caracterizada por el portal gótico, el gran rosetón y las torres coronadas por almenas.

La vocación santiagueña de Béziers es evidente. En la fantasiosa historia del Pseudo Turpín, creída por  los viajeros de toda Europa que durante siglos hicieron el Camino, figura la intervención omnímoda de Carlomagno, en guerras, conquistas e incluso construcciones de iglesias y catedrales; entre ellas la sede compostelana …y la iglesia de Santiago de Béziers; hecha -como los otros templos- con los beneficios de las hipotéticas campañas militares hispanas del emperador.

Este templo parece tener una base prerrománica, pero lo más notable de él corresponde al siglo XII. No obstante, el conjunto románico quedó muy alterado en el final del siglo XIX,  con una intervención encaminada a ampliar el edificio.

Iglesia de Santtiago, en Béziers

Exterior de la Iglesia de Santiago, en Béziers, construida por Carlomagno, según el relato del Pseuto Turpín.
* Fuente Commons/Wikimedia.

La incongruencia de la UNESCO

Los caminos que han sido calificados de patrimonio Mundial por la UNESCO, sobre todo en Francia, tienen notables incongruencias, porque han dejado de lado algunas vías esenciales. Béziers está en una de estas.

Si el lector se molesta en ver el trazado de la llamada Vía Arlesiana o Tolosana, descrito por la UNESCO, verá que el recorrido no pasa por Béziers. Es una incongruencia absoluta, tal como lo demuestran la literatura odepórica de todos los tiempos, los testimonios artísticos y hasta los itinerarios medievales conocidos.

La guía de Künig, el primer texto que se puede considerar como una guía de peregrinación, tiene claramente marcado el trazado el trayecto real; con un recorrido que se puede observar en los testimonios de grandes autores de literatura odepórica como Arnold von Harff o Domenico Laffi. En todos estos escritos se ratifica la presencia de Béziers en el Camino. Está en la vía principal, no en una ruta secundaria.

Por si fuera poco, en el itinerario de Brujas, la gran recopilación de rutas en Europa, norte de África y Oriente Próximo de final del siglo XIV, se reafirma esta ruta como el Camino de Aviñón a Santiago. Es la ruta 24, que avanza desde Aviñón, por Nimes, Montpellier, Loupian, Béziers, Castelnaudary, para llegar a Toulouse, y continuar a Ostabat.

Una de las razones por las que por aquí marchaba el tráfico de gentes y mercancías entre Montpellier y Toulouse es que el puente sobre el Orb, el Pont Vieux, de Béziers, de traza románica, era el único existente sobre el importante río, que viene desde el Mazizo Central. Por aquí, pues, pasa el Camino Tolosano, perfectamente descrito ya en el siglo XIV, en la recopilación de rutas más amplia y completa de su tiempo.