langostas en el viaje de Laffi

Uno de los escenarios curiosos que describe Domenico Laffi en su obra es una plaga de langostas entre Burgos y León. Imagen Composición de guiarte.com

Por Tomás Alvarez

Domenico Laffi, clérigo de Bolonia, Italia, ha sido uno de los autores más destacados en materia de literatura de viajes jacobeos; muy leído especialmente por los peregrinos italianos del siglo XVIII.

Su libro, Viaggio in Ponente a San Giacomo di Galitia e Finisterre, fue un texto que orientó a famosos viajeros, como Buonafede Vanti, Nicola Albani y Giacomo Antonio Naia, influyendo en el periplo de estos; en algunos casos para seguir incluso rutas equivocadas.

Laffi viajó en varias ocasiones a Santiago y una vez a Jerusalén; sobre este último periplo también escribió un libro: Viaggio in Levante al Santo Sepolcro di N.S. G. Christo et altri luoghi di Terra Santa.

En su segundo viaje a Santiago –peregrinó en cuatro ocasiones- marchó en compañía de un pintor, también boloñés, llamado Domenico Codici. Este fue el recorrido que narró en su famoso Viaggio in Ponente.

El clérigo boloñés y su amigo salieron de Bolonia en el 16 de abril de 1670. Avanzarían por Milán hacia Turín, donde asistieron a la fiesta en la que se mostraba públicamente la Sabana Santa, desplegada por siete obispos. Desde allí continuarían hacia Aviñón, cruzando territorios fragosos de las montañas alpinas.

Por tierras de Francia

El minucioso relato abunda en detalles del trato con los naturales de aquellos territorios y de las dificultades y padecimientos sufridos hasta que los peregrinos entraron en tierras de Provenza, en las que hallarán campos de viñedos, frutales y hosterías donde reponen fuerzas, a veces con tarifas que les parecen excesivas.

A partir de cruce del Ródano son frecuentes las citas relativas a la abundancia de herejes; así ocurrirá en Nimes y Montpellier. También hay varias citas del bandolerismo, aunque los viajeros seguirán avanzando con la esperanza puesta en Dios y el Apóstol, y confortados por el vino de la tierra, entre el que se cita el moscatel.

La riqueza del texto abarca detalles relativos al arte, la música, el paisaje y la gastronomía, frecuentemente con cierto planteamiento jocoso, que se pone de manifiesto hasta cuando les cobran en exceso en un lugar donde comieron un simple plato de callos. El pan y el vino resultaron más caros que tener un hermano, escribe Laffi, comentando la cuenta.

Los dos peregrinos continuarán por Carcasona hacia Toulouse y Roncesvalles. En este sentido cabe destacar que, como hiciera Künig en el siglo XV, los viajeros no utilizarán ya el puerto de Somport para entrar a España.

Libro de Domenico Laffi

Portada del libro de Doménico Laffi, en el que narra su viaje de 1670. Reproducida en el libro de Renato Stopani, sobre la peregrinación de Naia. elcaminodekunig.com

Los «herejes» y las citas carolingias

Por el sur de Francia continúan las citas relativas a la presencia de herejes; así escribe en Orthez, en el día de la fiesta de Corpus: los perros herejes que estaban en las ventanas con la cabeza cubierta con sombreros, se reían como locos de atar al ver el paso de la procesión. El vicario había dado un bando para que permanecieran en sus casas, y por ello estaban en ellas riéndose y befándose.

Los viajeros agradecerán la caridad en Roncesvalles, lugar donde perviven los ecos le las leyendas carolingias. Luego, más al sur, se toparan con los soldados ladrones o asesinos que les quieren expoliar por el paso del puente del Paraíso.

Pamplona les acogerá más adelante con excelente caridad; magnífica música en la catedral y relatos carolingios descabellados. Allí les contaron la historia de que Carlomagno conquistó Tierra Santa, acompañando a  Constantino I.

Los elogios a los lugares de paso continúan, por un camino de excelentes poblaciones, como Logroño, ciudad que califica de bella, rica y confortable.

Puente del Paraíso Zubiri, Navarra

Laffi se quejó de los protazgueros navarros del Puente del Paraíso, unos unos “más bien ladrones o asesinos” que expoliaban al viajero. Imagen de José Holguera

La generosidad continuará en Santo Domingo de la Calzada, donde el gallo y la gallina  de la catedral cantaron cuando Laffi y Codici entraron en ella. En esta ciudad, comieron en el convento de san Francisco, pero además, al marchar, les entregaron pan y peces, y a Codici le obsequiaron con una pata salada de cerdo.

La plaga de langostas

El viaje continúa hacia Burgos, una gran ciudad en opinión de los viajeros, con una catedral de extraordinaria grandeza. En esta urbe se asombrará al describir el Hospital del Rey, que parece “otra ciudad”, y que tiene –según el viajero italiano -capacidad para 2.000 personas.

Desde Hontanas a las tierras de Sahagún, el relato está adobado con la descripción de una durísima plaga de langostas. Estas se comen los frutos del campo y dificultan la marcha. También se registra en este trecho la presencia peligrosa de los lobos.

En Sahagún aún ven los viajeros la muralla cubierta de langostas, y a las mujeres barriendo las calles y matando insectos con haces de madera. De esta villa, destaca la descripción del refectorio de San Benito, con el bellísimo artesonado de madera.

En León, metrópoli del reino y con gran catedral antigua, encuentran una feria y abundancia de todo tipo de cosas. También elogiará Laffi a Astorga, con sus murallas altas y fuertes, en medio de campos bien trabajados.

Por el Bierzo y Galicia

En la relación de lugares por los que pasó Laffi para ir de Astorga a Ponferrada hay una cita a Palacio; esto motivará que otros peregrinos italianos que leyeron su libro se extravíen; alguno de ellos acabará desviándose a Palacios de la Valduerna, junto a La Bañeza.

Elogiará Laffi la ciudad de Ponferrada y otros lugares bercianos como Villafranca. Desde allí continuará por el Cebreiro, Triacastela y Sarria, hasta Puertomarín. En este lugar, los viajeros gozarán una cena opípara, con las variedades piscícolas del Miño.

Los llantos y el canto del Te Deum acompañarán a Laffi y Codici en una emotiva llegada al Monte del Gozo, desde donde los de Bolonia avanzarán cantando hasta la Ciudad del Apóstol. La descripción de Santiago es elogiosa y la estancia agradable, entre otras razones porque Laffi ya conoce a alguna gente de su estancia anterior, a la que trae recuerdos de Italia.

Mapa del viaje de Laffi a Compostela

Itinerario de Doménico Laffi a Santiago de Compostela, acompañado de Domenico Codici, en 1670. Elcaminodekunig.com

La marcha hacia el oeste finalizará en Finisterre. Luego, en el retorno, Laffi y su amigo regresarán visitando Valladolid, Zaragoza y Barcelona.

En 1691 Laffi realizaría su cuarto viaje a Santiago, pero en esta ocasión el recorrido lo hizo desde Lisboa, lugar de gran atractivo para los devotos de san Antonio (San Antonio de Padua).

La narración del recorrido peregrino es rica por esa visión global del mismo, con detalles de costumbres, gastronomía, música, ritos, construcciones y trato al viajero.

Otro aspecto que se detecta en ella es la solidaridad entre los peregrinos, ante los sufrimientos o la falta de comida. Así, por ejemplo, en un corto trecho, al sur de Nimes, Laffi y Codici se encontrarán con varios peregrinos en retorno a Italia que han sido asaltados; los reconfortan, les dan limosna, e incluso cartas de recomendación para sus amigos de Bolonia. En Hontanas, son ellos los atendidos. El hospedaje es tan pobre que no hay comida y han de dormir sobre el suelo de la cabaña. Por fortuna, pudieron cenar un pedazo de pan con ajo, proporcionado por unos peregrinos alemanes.

Toda esa riqueza del relato hace del libro un texto importante para conocer la peregrinación y los lugares visitados en el final del siglo XVII. En el plano crítico, los numerosos datos erróneos relativos al pasado histórico.

El libro de Laffi se imprimió en el 1673, con un gran éxito, pues pronto fue reeditado. Seguramente, su descripción de las dificultades del trayecto influyó en que algunos de los viajeros italianos posteriores hiciesen el viaje por mar, tal como Buenoafede Vanti, que pasó en barco desde Génova a la Península Ibérica; de esta forma, evitaría los peligrosos tramos de las estribaciones alpinas entre el Piamonte y Provenza; el paso de los Pirineos; los temidos encuentros con asaltantes, y el desagradable rechazo de los herejes.