Al pie de la montaña que conduce al puerto de Ibañeta o Roncesvalles está la bella localidad de Saint Jean Pied de Port, en la orilla del río Nive, en el departamento francés de Pirineos Atlánticos, en el País Vasco francés, Iparralde.
Por Tomás Alvarez
El propio nombre del lugar-San Juan Pie de Puerto, en español- indica la principal característica geográfica de la población: su ubicación en la parte inferior de la montaña por la que avanzaba una de las vías tradicionales de entrada hacia España; vía ya transitada en la época romana, y que unía las ciudades de Burdigala (Burdeos) y Asturica (Astorga)
Este lugar, con menos de 2.000 habitantes, es agradable y muy ligado al mundo de la peregrinación, pues poco más al norte, en Ostabat, confluyen tres de las clásicas vías: Podiense, Lemovicense y Turonense.
San Jean Pied de Port, ciudad fuerte.
Saint Jean Pied de Port tiene amplia historia. Surgió como un lugar fortificado de la Navarra ultrapirenaica en la Edad Media; con su castillo y murallas. Se la considera como capital de la Baja Navarra; un lugar cuidado, donde el peregrino puede recuperar fuerzas para avanzar hacia Roncesvalles, bien por la ruta de Valcarlos o por la otra margen del valle.
En el lugar, el eje viario del peregrinaje discurre por la puerta de Saint Jacques, siguiendo la agradable calle de la Ciudadela, hacia la Iglesia de Santa María, donde está otra de las puertas de la ciudad. A partir de este punto la vía toma la denominación de calle de España.
La iglesia de Santa María es una buena construcción de estilo gótico; se considera que fue impulsada por Sancho el Fuerte de Navarra. El templo se halla a la vera de la corriente del Nive.
En el territorio histórico de la sidra
El Códice Calixtino, caracterizado por un tinte xenófobo hacia gascones, vascos y navarros, es duro con los naturales de la región, y califica a sus habitantes de gente “montaraz y bárbara”. Describe muy críticamente a los barqueros y cobradores de pontazgos, a los que califica de violentos y ladrones.
En la literatura odepórica, toda esta zona del sur de Francia se describe como muy rural y escasa en viandas y comodidades. Sin embargo, el relato del clérigo boloñés Domenico Laffi, advierte que en esta población el panorama es distinto, porque encuentra abundancia de frutos y vinos que llegan de España.
No era habitual el disfrutar del vino en esta zona. En cambio, por todo el entorno se tomaba una excelente sidra tal como nos narran los peregrinos. Entre ellos, Guillaume Manier, quien cita la sidra tanto en su viaje de ida a España como en el de vuelta.
En el de ida, Manier llega a España por la Niederstrasse descrita por Künig. Tras pasar por Bayona, describe una sida exquisita en Saint Jean de Luz. Luego también se referirá elogiosamente a la sidra de Irún. En el trayecto de vuelta, el peregrino picardo sale de España por Roncesvalles y tras pasar por Saint Jean Pied de Port recaló en la cercana población de Irissary, donde cenó una buena sopa, algo de carne, acompañado de excelente sidra.
También en el relato de Wenceslao Shaschek sobre el itinerario del barón Leo von Rozmithal se dice que en este país los labradores no tienen vino ni conocen la cerveza, por lo que hacen con las manzanas una bebida fermentada. Evidentemente, se trata de la sidra, tal como se recuerda en el libro «Pucheros y Zurrones. Gastronomía del Camino de Santiago»
Territorio de leyendas carolingias
En la guía de Hermann Künig, la primera escrita para los peregrinos, en el siglo XV, las referencias a Saint Jean Pied de Port son escasas. Cita que frente al puente, a la derecha, hallará el hospital, y que luego hay tres rutas para alcanzar Roncesvalles, que está a cinco leguas de distancia.
Saint Jean Pied de Port (Donibane Garazi, en vasco) tiene bastante actividad turística, especialmente por la afluencia de peregrinos, y posee espacios bellos, como el entorno del Nive, río que procede de la montaña pirenaica y desemboca en Bayona.
Todo este territorio a un lado y otro del paso pirenaico, es de notable belleza; un atractivo realzado por la vinculación a las leyendas de Roldán, el héroe carolingio.
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