Carcasona es una de las poblaciones más espectaculares de Francia; especialmente famosa por su ciudadela, que controlaba el paso desde la costa mediterránea hacia Toulouse. Es también una urbe ligada al mundo de la peregrinación.

Por Tomás Alvarez

La población se halla a unos 60 kilómetros al oeste de Narbona y a 90 de Toulouse, y tiene dos núcleos urbanos muy bien diferenciados. El más conocido es el de la ciudadela o ciudad vieja, emplazado al oeste de la corriente del río Aude.

Al otro lado del río está la ciudad nueva, conocida como Bastida de San Luis; es menos espectacular, tiene un trazado rectilíneo y un aire tranquilo y provinciano. Recibe el nombre de Bastida de San Luis porque fue el rey Luis IX, que arrasó la ciudad en el curso de las guerras de los cátaros, quien ordenó la edificación de un nucleo fortificado a la otra orilla del Aude.

Carcasona, Patrimonio Mundial de la UNESCO

Carcasona, mundialmente conocida por su antiquísima ciudadela, es también una ciudad ligada a la peregrinación de Künig. Imagen de Carcassonne-Tourisme

Entre la ciudadela y la ciudad nueva, se halla el puente Viejo, de origen romano. Fue destruido en las luchas con los cátaros y rehecho en el mismo siglo XIII. A su vera hay una pequeña capilla medieval, vestigio de un hospital para acoger a los enfermos y peregrinos.

En la lista de Partimonio de la UNESCO

Desde 1997 Carcasona está incluida en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, organización que destaca a este enclave histórico como “ejemplo de ciudad medieval fortificada, provista de un vasto sistema defensivo circundante«.

En ese recinto murado está el tranquilo caserío de aire medieval, presidido por una pequeña iglesia gótica que fue sede catedralicia hasta el siglo XIX. Todo este ámbito histórico quedó “rejuvenecido” merced a las prolongadas obras de restauración diseñadas por Viollet-le-Duc.

Pese al encanto de esta parte de la ciudad, se trata de un espacio en el que tan solo habitan unos centenares de personas de forma permenente. El bullicio se acaba cuando se cierran los establecimientos de atención a los millares de turistas.

La vía pirenaica de Hermann Künig

Tradicionalmente se afirma que la ciudad de Carcasona está en una vía secundaria de peregrinación denominada como Vía Piemonte o Piamonte Pirenaica.

Frecuentemente, el viajero que avanzaba desde el Ródano por la Vía Arlesiana, pasaba por Montpellier y continuaba hacia el sur, para emprender luego dirección oeste, hacia Carcasona. En realidad, este fue el recorrido que siguió Hermann Künig, autor de la primera guía de peregrinación escrita en la Edad Moderna. Sin embargo, esta ruta no se puede considerar secundaria sino esencial en los itinerarios santiagueños por el sur de Francia.

Al final del siglo XIV se publicó el llamado Itinerario de Brujas, “Via prima quae est diversorum locorum mundi distantia demonstrativa, que recogió los principales caminos de Europa, así como de Oriente e incluso el norte de África. En el mismo figura la ruta compostelana que va desde el entorno de Aviñón y Nimes hacia Galicia, y que avanza precisamente por Carcasona.

El Itinerario de Brujas no se ciñe a lo que en la actualidad se denomina como Vía Tolosana o Arlesiana, sino precisamente a la definida por Künig, que avanza por Capestang, Carcasona, Castelnaudary, Toulouse, Orthez, Salvatierra de Bearne y Roncesvalles.

Y no es sólo una ruta de Hermann Künig. Otros famosos viajeros siguieron avanzando hacia Santiago de Compostela por esta misma vía; tal fue el caso del caballero alemán Arnold von Harff o el del canónigo boloñés Domenico Laffi. De modo que esta vía de Carcasona se consideraba como la mejor para quienes, en el pasado, viajaban desde el entorno del Languedoc a Roncesvalles y Santiago.

Una ciudad muy visitada

Carcasona es una ciudad de inmenso atractivo turístico. Los viajeros se interesan especialmente por la vieja ciudadela, donde aún se levantan las fortificaciones con base de las épocas galorromana y visigótica, el castillo construido en el siglo XII y la bella iglesia de San Nazario, catedral hasta el siglo XIX. Este pequeño templo tiene encanto, y conserva unas vidrieras y estatuas de calidad.

La urbe, la antigua colonia romana Iulia Carcaso, fue un enclave poderoso, reforzado a lo largo de los siglos. Sin embargo, con los nuevos tiempos y el abandono de las fortificaciones, estas llegaron a ser una ruina lamentable. Felizmente, a mediados del siglo XIX, se alzaron voces demandando el arreglo. En este clamor destacó el intelectual Próspero Merimée. Finalmente, la decadente ciudadela se reconstruyó de la mano de Viollet-le-Duc.

Vista nocturna de la ciudadela de Carcasona, ciudad patrimonio Mundial de la UNESCO, en el Camino de Künig. Imagen de Atout France /Nathalie Baetens

Carcasona, con unos 50.000 habitantes, es el centro comercial de la región vinícola del Aude. En la parte nueva, surgida en el siglo XIII, tras las luchas para dominar a los cátaros, el viajero puede ver aún otras fuertes estructuras defensivas. El casco urbano sigue un plano cuadrangular, con tranquilas y amplias plazas. En él se halla la nueva catedral, dedicada a San Miguel. Es un edificio de una sola nave, con obra de los siglos XIII y XIV y aspecto de fortificación. También fue renovado por Viollet-le-Duc, aunque conserva el aire del gótico típico del Languedoc.