Por Tomás Alvarez
Münzer y Künig son dos importantísimos viajeros de finales del siglo XV, ambos procedentes de Alemania, entre los que se pueden hallar ciertas relaciones de semejanza y complementariedad.
Ambos -Münzer y Künig- viajaron a Santiago de Compostela en el mismo tiempo, fin del siglo XV; los dos nos dejaron escritos relativos al viaje, y ambos desarrollaron en su periplo varios itinerarios coincidentes. No obstante, estamos ante dos personalidades diferentes y sus relatos difieren en cuanto al objetivo y enfoque.
Jerónimo Münzer y su viaje de 1494
Hieronymus Münzer nació al final de la segunda década del siglo XV en Feldkirch, en el estado de Voralberg, Austria, muy cerca del lago de Constanza, en cuyas aguas confluyen los territorios de las actuales Suiza, Alemania y Austria. Murió en Núremberg, Alemania, en 1508.
Fue un personaje de gran éxito: viajero, humanista, médico y geógrafo, y autor de diversos libros.Entre ellos figura el Itinerarium siue peregrinatio excellentissimi viri artium ac vtriusque medicine doctoris Hieronimi Monetarii de Feltkirchen ciuis Nurembergensis. Es la crónica de un viaje por buena parte de Europa Occidental, de unos 7.000 kilómetros; realizado entre 1494 y 1495.
Huyendo de una de las pestes que conoció en su vida, dejó su residencia en Núremberg y descendió hacia Einsiedeln, el mismo lugar donde Künig inicia su guía jacobea; Münzer continuó por Berna y Friburgo hacia Ginebra. Luego recorrerá el valle del Ródano para acceder a España siguiendo la costa mediterránea.
Será un viaje muy rico en contenidos, del que dejó mucha documentación. Entró por el Rosellón, que en su tiempo era territorio español; descubrió una Barcelona en decadencia por los conflictos sociales y políticos que acababa de padecer; se sorprendió de la vitalidad de Valencia, entonces en un tiempo de esplendor.
Un tiempo crucial en la historia
Es un viaje excepcional por el momento histórico en el que lo hizo: llegó a Granada poco después de ser conquistada por los Reyes Católicos, fue recibido al estilo morisco y visitó las mezquitas; vio en Sevilla a los primeros indios llegados de América, y conversó con viajeros recién llegados del Nuevo Continente.
En su viaje conocerá al rey de Juan II de Portugal, en un periplo en el que, posiblemente, llevaba encargos del emperador Maximiliano. Estando con el monarca portugués conoció también importantes datos de las expediciones marítimas portuguesas.
Desde Lisboa viajará a Santiago y luego volverá al centro de España para visitar a los Reyes Católicos, asistiendo en Toledo al entierro del Cardenal Mendoza, persona clave en la España política y religiosa de aquel tiempo.
En el libro de Münzer hay bastantes datos históricos, algunos de ellos erróneos; y mucha información de producciones, costumbres, política, etc.
En lo que se refiere a la peregrinación a Compostela, cabe destacar su escepticismo sobre la verosimilitud de las propias reliquias del Apóstol y su mirada critica.
Una visión escéptica de lo jacobeo
Münzer y Künig – que habían cruzado territorios con magníficas ciudades, en las que se palpaba el Renacimiento- no mostraron entusiasmo ante la contemplación de Compostela.
Con una mirada ácida, Münzer afirma que la gente de Santiago es puerca, perezosa y “tiene casi por completo abandonado el cultivo de la tierra, siendo numerosísimas las personas que viven de explotar a los peregrinos”
Refiriéndose a la catedral de Santiago dice: “Esta iglesia es una de las tres principales de la cristiandad porque sigue en orden a las de Roma y Éfeso. El templo fue construido por Carlomagno, rey de los francos y emperador de Alemania, quien lo costeó con los espolios y el botín que tomó a los sarracenos”.
“Increíble –añade Münzer – es el bullicio que hay de continuo en aquella iglesia, producido por la charla de las gentes, que muestran de este modo muy poca devoción al bendito Apóstol; digno, en verdad, de que se le guardase mucha más reverencia. Créese que está sepultado bajo el altar mayor, juntamente con dos de sus discípulos, el uno a la derecha y el otro a la izquierda del Santo; pero su cuerpo nadie lo ha visto”.
la literatura de viajes y Münzer
Desde Galicia avanzará hacia León, y antes de llegar a Astorga se encamina a Benavente, donde se maravillará del castillo y el zoo del Conde de Benavente: “vimos nueve leones y otros dos que con un lobo comían tranquilamente en la misma jaula, en la cual entró un negro de Etiopía que comenzó a acariciarlos, de lo que las bestias parecían mostrarse muy complacidas”.
Después de visitar el Monasterio de Guadalupe, Toledo y Madrid, avanzó hacia el norte por Zaragoza, y tras pasar por Toulouse, hizo prácticamente el trayecto de retorno a su país por el Camino Bajo o Vía Baja de Künig, dirigiéndose a Poitiers, Tours, París, Bruselas Aquisgrán y Colonia, desde donde descendería hacia Maguncia y Núremberg.
Los textos de Künig y Münzer, escritos en los mismos años, son muy distintos. Hermann Künig lo que realiza es una guía de viajes al estilo moderno, con datos de rutas, distancias, peajes, cambios de moneda, etc… El segundo hará una narración muy descriptiva, muy rica en detalles, en la línea de la clásica literatura de viajes.
Mientras Künig indica al viajero el recorrido con una síntesis austera; Münzer va proporcionando excelentes imágenes de la España del fin del siglo XV: así, por ejemplo, en Valencia, ascenderá al Micalet, la torre de la catedral, y hará una descripción entusiasta de la ciudad.
Excelentes imágenes de España
En ese relato descubre aspectos inusuales de la urbe, como la venta de esclavos: “Vi en una casa hombres, mujeres y niños que estaban en venta. Eran de Tenerife, isla de Canarias en el mar Atlántico (…) en la citada casa hallábase a la sazón un mercader valenciano que había sacado ochenta y siete en un barco; se le murieron catorce en la travesía y puso a la venta los demás. Son muy morenos, pero no negros, semejantes a los bárbaros”.
En la descripción relativa a Alicante, comentará su gran exportación de vinos:“En la parte oriental de esta tierra elabórase mucha cantidad de vino blanco, pero es más aún la del que llaman tinto de Alicante, de gran mercado en Inglaterra, Escocia, Flandes y otros lugares de Europa. Es vino muy espeso y de subido color, hasta el punto de que en Flandes con él encabezan y fortalecen el vino del Rin; porque en esta nación es tanto su consumo que parece increíble. El día que paramos en la ciudad vimos en el puerto veintiséis naves de Vizcaya, de Flandes y de otros países que iban por cargamento de vino”.
Münzer, más curioso que analista
Münzer es un personaje muy curioso, más que analista. Se entusiasma ante detalles desconocidos, tales como las especies botánicas o faunísticas, y deja a un lado a veces elementos esenciales. Tal vez habla de la forma de los pupitres de una biblioteca, pero se olvida del contenido; se entusiasma ante lo nuevo, un papagayo, por ejemplo, y pasa por alto otros temas de valor historico o artístico fuera de lo común.
Tanto Künig como Münzer, son también relativamente parciales al recalcar en su escrito aquello que tiene relación con lo alemán. Sin embargo, uno y otro nos han dejado textos muy importantes para conocer la sociedad y la ruta de peregrinación de aquella época.
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Las ilustraciones del artículo corresponden a Christoph Weiditz, artista alemán de inicios del siglo XVI que residió en Estrasburgo y Augsburgo y viajó por Europa Occidental. Dejó interesantes dibujos de costumbres y vestimentas. En España estuvo en 1528 y 1529, reflejando tipos, modas, oficios y hasta indios y jugadores aztecas de pelota.
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