Por Tomás Alvarez.

La literatura de viajes a Santiago de Compostela, está dominada en la época del Renacimiento por la presencia de caballeros centroeuropeos. Uno de ellos es Sebastian Ilsung.

Este viajero de Augsburgo salió hacia la Península Ibérica en marzo de 1446, y regresaría seis meses más tarde tras haber recorrido más de mil millas, como escribe en su crónica del viaje.

El relato de aquel viaje se conserva en la British Library. Es un manuscrito pequeño, enriquecido por ilustraciones realizadas a plumilla, en las que testifica su paso por las cortes de los mandatarios que pudo visitar. En el final del libro manifiesta que su deseo era llegar también a las cortes de Francia, Inglaterra y los Países Bajos, pero que la falta de dinero ya no le permitió tales objetivos.

Sebastian Ilsung en Navarra

Sebastian Ilsung, ante doña Inés de Cleves, esposa del Principe de Viana, en Olite, Navarra. Imagen publicada por diariodenavarra.es, reproduciendo una de las ilustraciones del manuscrito de la British Library

Tiempo de pestes

Tampoco llegó a visitar la corte de Portugal ni la de Granada porque en sus territorios había otro visitante poco deseado: la peste.

Toda esta época se caracteriza por un gran flujo viajero hacia Compostela de personajes deseosos de conocer las cortes y las costumbres de los distintos países, con una mirada en la que se simultanea la percepción medieval con la humanística.

En los relatos de aquellos recorridos, nos hallamos con una visión muy compleja en la que se percibe lo caballeresco, el escepticismo, a veces la excesiva credulidad, y el afán por el conocimiento, la fama y las novedades. Es una percepción lógica en un tiempo de cambio, en el que la racionalidad va sustituyendo al dogmatismo.

Viajeros desde Europa Central

Entre los relatos viajeros del siglo XV están -además del de Ilsung– los de Peter Rieder o Ritter, comerciante de Frankfurt que en 1428 viajó a Santiago de Compostela con su criado; Sebald Ritter, hijo del anterior, viajero en 1462; el barón Leo von Rosmithal, cuñado del rey de Bohemia, que llegó a Compostela en 1465; Jerónimo Munzer, humanista y cartógrafo de Núremberg, que visitó la ciudad del Apóstol en 1494; Arnold von Harff, noble de Colonia, que arribó a Compostela en 1499; aparte del propio Hermann Künig, que en 1495 dio a conocer en Estrasburgo su texto, la primera guía moderna del Camino de Santiago.

Sebastian Ilsung entusiasmado con Barcelona

Ilsung, como hizo Künig, avanzó por el entorno de Zúrich, tal vez visitando la gran abadía de Einsiedeln; Lucerna; Ginebra, y las tierras de Saboya, para dirigirse hacia Nimes. Sin embargo, no continuará en dirección a Toulouse y Roncesvalles, sino que entrará por Cataluña.

El caballero alemán quedó impresionado de la grandeza de Barcelona que calificó como la ciudad “más hermosa” y “de más poderoso comercio” que había conocido. Tras pasar por Montserrat, visitará Tortosa donde se reunirá con la reina de Aragón, doña María de Castilla, hermana de Juan II y esposa de Alfonso el Magnánimo, rey de la Corona de Aragón, Nápoles y Sicilia.

Pasaría luego por Zaragoza y Olite, donde visitó al Príncipe de Viana, don Carlos y a su esposa. Inés de Cleves. Ilsung calificó esta corte de “suntuosa”.

Hasta Compostela

El viajero de Augsburgo seguirá por Santo Domingo de la Calzada, Burgos, desde donde viajó a un campamento (no cita el lugar) en el que se hallaba el rey Juan II. Prosiguió seguidamente a León, donde dijo que se vendían ágatas y corales a buen precio, para continuar a Santiago de Compostela, ciudad a la que llegó el día del Corpus. El viajero quedó vivamente impresionado tanto por la catedral como por el recibimiento del arzobispo compostelano, que le obsequió con faisanes y capones…

Sebastian Ilsung en Compostela

Sebastian Ilsung, ante la tumba del Apóstol Santiago, según la publicación de la traducción al español, de Emilia Gayangos de Riaño, de 1883, en la que reproduce ilustraciones del propio manuscrito original.

En el manuscrito tiene un error evidente, al situar antes a León que a Santo Domingo de la Calzada; equivocación debida, con toda seguridad, a que su relato fue redactado algún tiempo más tarde del viaje.

En los dibujos del texto que se guarda en la biblioteca londinense aparece en varias ocasiones la figura de Ilsung, con su rizosa cabellera, una imagen que hizo sospechar a los de Lucerna que se trataba de un espía austriaco, lo que le valió una momentánea detención. Entre las imprecisiones de su relato, alude a que la catedral compostelana fue un templo pagano “del que se podría contar mucho”.

Sebastian Ilsung, hasta el Finisterre

Como harían otros viajeros de la época, Ilsung continuará hacia Santa María de la Barca y Finisterre y retornará a Santiago para dejar en la catedral su escudo de armas, costumbre que se observa en otros nobles peregrinos de aquel tiempo, tales como el propio Arnold von Harff o los Ritter

Finisterre es Estrella Oscura

Finisterre era para los peregrinos medievales centroeuropeos Estrella Oscura. Así aparece en diversos textos, entre ellos el Von Sant Jacob. Imagen de Manuel Fernández Miranda/Guiarte.com

El viaje lo realizó a caballo, con un criado que le proporcionó el duque de Saboya.

El de Compostela –explicó Ilsung- es un viaje para hacer a pie, a causa de los malos caminos; un viaje que merece la pena porque este es el sitio al que peregrinan más cristianos, a excepción de los Santos Lugares de Jerusalén, según dejó escrito.

El relato -en lo que se refiiere al tránsito por España- fue divulgado en 1883 por una traducción de Emilia Gayangos de Riaño, publicada con el título Viaje de España, por un anonimo. 1446-8. La edición se publicó con la reproducción de ilustraciones del propio manuscrito.