Apostol Santiago Cartuja de Miraflores

Imagen de Santiago el Mayor, en el Retablo Mayor de la cartuja de Miraflores, del final del siglo XV, realizado por Gil de Siloé y Diego de la Cruz. Imagen de José Holguera.

Por Miguel Moreno Gallo

El Burgos que conoció Künig era una ciudad con notable vitalidad económica que vivía el esplendor del gótico hispano-flamenco con los Colonia y Siloé.

…Y era una ciudad importante en el Camino de Santiago, por ser nudo viajero donde confluían los peregrinos que llegaban desde Navarra y la Rioja y los que venían por la ruta de Bayona y Vitoria. El enorme número de hospitales -treinta y dos, según Künig- da fe de ello.

Una recia muralla constreñía la ciudad a finales de la Edad Media. Hasta el siglo XV se veía con recelo al musulmán del sur, pese al avance de la Reconquista, de modo que todo el núcleo urbano permanecía protegido por aquellas defensas de piedra que sólo permitían el acceso a través de una docena de puertas.

El Burgos de Künig y los caminos

En realidad, Burgos no necesitaba más que dos arcos para franquear el paso: San Juan y San Martín. Por un lado llegaba el Camino de Santiago; por el otro continuaba hacia el oeste.

La ciudad estaba defendida por su castillo y constreñida en la vega del Arlanzón entre el cerro y el río. En siglos posteriores, las comunicaciones hacia Madrid o hacia Santander iban a ser importantes; pero en los estertores del siglo XV Madrid era un lugar irrelevante, y la Cantabria actual se denominaba la Montaña de Burgos.

La antigua calzada romana, que llegaba hasta Burgos desde Tarragona, camino de Astorga, o desde la Galia por Virovesca, marcaba el trazado urbano. Entrada por San Lesmes, donde se encontraba la ermita dedicada al santo francés que había fundado hospitales de peregrinos. Continuación por la calle de San Juan; Tenebregosa (actual Fernán González), y salida por San Martín y San Pedro, camino del Hospital del Rey.

Cerca de San Martín se encontraba la Judería, donde tantas operaciones financieras permitían desarrollar el comercio de la ciudad. También al pie de la arteria principal de Burgos se arracimaban los cónsules en la calle Embajadores, o los belgas en la calle Brujas.

Ciudad de arte

La catedral era el epicentro social de la ciudad, con sus torres recién construidas entre 1442 y 1458, y un modesto crucero que pronto se derrumbaría para dar paso al actual. La capilla de los Condestables era inaugurada en 1496, causando la sensación de cualquier visitante, aunque aún continuaban las obras en la sacristía.

Sepulcro de los Condestables. Catedrl de Burgos

El sepulcro de los Condestables de Castilla, obra de Felipe Vigarny. Hacia el final del siglo XV.
Imagen de José Holguera

De la mano de Juan y Simón de Colonia, posteriormente Gil de Siloe, el gótico hispano-flamenco fue el protagonista de la época; el esplendor llevado a un grado sumo frente a las antiguas construcciones. Al norte del Camino de Santiago, las iglesias de San Román, San Martín y Viejarrúa. Frente al castillo, La Blanca; todas ellas de escaso porte y desaparecidas hoy en día.

En el entorno de Burgos, los viejos castillos perdían su función defensiva. Las nuevas edificaciones fortificadas se convertían en un canto del cisne: Olmillos de Sasamón, Montealegre en Cuesta Urria, el alcázar de Medina de Pomar, la torre de Olmos de la Picaza, las casas señoriales del Valle de Valdivielso fueron residencias señaladas, pero ya no representaron el esplendor de Castilla, la tierra de castillos.

Las cortes reales hispanas

A finales del siglo XV, la corte de los viejos reinos de León, Castilla, Navarra o Aragón, no existía de forma permanente. La corte se configuraba en torno a los soberanos. Así, cuando los reyes visitaban Burgos, aquí estaba la sede. Cuando se desplazaban a otro lugar de su extenso territorio la capital «viajaba con ellos».

En 1492, Granada era el objetivo, la capital de aquel momento histórico. Burgos, como tantos otros lugares, era un sitio de paso, aunque muy cómodo para Isabel y Fernando, porque el Condestable de Castilla les prestaba su aposento en la Casa del Cordón y sus fincas en la Casa de la Vega mientras se construía la Cartuja de Miraflores como cenotafio para los padres de Isabel.

No pasarían muchos años antes de que Felipe el Hermoso, esposo de Juana de Castilla, muriese de forma sorprendente tras un partido de pelota en el centro de la ciudad.

Reyes, mercaderes y especuladores

Prima voce et fide, Caput Castellae, Camera Regia, primera en la voz (derecho de primicia en la intervención en las Cortes) y en la fe, cabeza de Castilla, cámara real, Burgos era lugar de paso de reyes y príncipes, de mercaderes y de especuladores, de traficantes de lana y trigo.

Monasterio de las Huelgas, Burgos

Monasterio de las Huelgas, Burgos. Imagen de Miguel Moreno

Aquel Burgos que conoció Hermann Künig cabía entre los muros medievales. Estos se abrían a los arrabales de Vega y San Pedro; rodeado de huertas, con esguevas inmundas que servían de alivio a los vertidos de la ciudad.

La ciudad era lugar de tránsito en el que confluían vías de comunicación naturales; el paso de Francia a la Península, de la meseta al Mediterráneo, del centro al Cantábrico, pero insalubre por los carrizales encharcados en invierno y secos en verano. Hubiera sido una ciudad pobre si no fuera por las ganancias obtenidas a la sombra de todos los caminos. Además, la urbe estaba rodeada de conventos mendicantes, incluidos los franciscanos, trinitarios, dominicos, más las monjas de todas las órdenes.

Esa importancia de Burgos como nudo viario la destaca también Künig  en su guía. En su camino de vuelta o Niederstrsse el monje advierte que en Burgos se puede tomar la vía hacia Bayona; desde donde proseguiría hacia París y Aquisgrán.

Mercados de tierra y mar

Ciudad levítica, guerrera y comercial como correspondía a su situación estratégica, Burgos dominaba no solo los caminos, sino también el comercio del Golfo de Vizcaya y del Canal de la Mancha a través de las familias emprendedoras y mercantiles de la ciudad: Maluenda, Arceo, Lerma, Gallo, Frías.

Paradójicamente, los barcos que surcaban las rutas europeas llevaban hierro y lana, productos que no eran originarios de Burgos, sino gestionados a través de la oligarquía local y vigilados en la llamada Universidad de Mercaderes, que establecía las normas a seguir. Castilla había tomado parte en la Guerra de los Cien Años al lado de Francia, y sin duda aquella decisión permitió que la lana española sustituyera a la inglesa en el suministro a los Países Bajos.

De esta forma, la ciudad de Burgos, nacida en la reconquista, bañada de carácter militar y basada en un entorno rural, se había transformado antes de finales del siglo XV en un centro geográfico absorbente para el entorno, un caso similar al de hoy con Madrid respecto a las dos mesetas.

Centro administrativo y gremial

A una jornada de distancia, Briviesca, Belorado, Salas de los Infantes, Lerma, Villadiego o Sedano se constituyeron en paradas de postas y mercados secundarios que abastecían al resto de los pueblos del entorno. Pero el centro administrativo estaba claramente en la capital: aquí se aposentaban los gremios, dando nombre a determinados barrios que aún hoy perduran en el callejero, como Carnicerías o Herreros.

plano hospital desan juan de burgos

Burgos: Monasterio y Hospital de San Juan, elogiado por Künig. Imagen AMBU / De la obra Puentes Singulares de Burgos

El afán burocrático llevó también -en aquel momento de tránsito de la Edad Media a la Moderna- a fijar el sistema métrico, las cuartas, el azumbre, la cántara, libra, fanega, cuartillo o vara. El modelo oficial de esta última medida de longitud aún se conserva. Se puede ver esculpido en el Arco de San Martín. Era el fiel contraste cuando hubo desavenencias entre compradores y vendedores.

Burgos medieval, entonces avanzado a su época, se había asomado a la modernidad a finales del siglo XV antes de caer en un ostracismo. Este duraría centurias y convertiría a la ciudad castellana en un reducto administrativo, militar y clerical que miraba con añoranza su pasado.

Enlace a un proyecto virtual de reconstrucción de Burgos  en el siglo XV.