En el final del siglo XV, Hermann Künig von Vach publicó la primera guía del Camino de Santiago de la Edad Moderna. Escrita en alemán, entró casi en el olvido con la Reforma protestante. Sin embargo, los dos grandes intinerarios que muestra hacen de la vía de Künig un documento esencial para conocer el flujo viajero continental.
Por Tomás Álvarez
Prácticamente “ignorada” desde la llegada de la Reforma protestante, la guía del Camino de Santiago escrita por Hermann Künig en el final del siglo XV es la mejor síntesis de los itinerarios de la peregrinación jacobea europea descrita en la antigüedad.
El libro V del Códice Calixtino, de extraordinario valor, tiene un déficit de origen: se ocupa esencialmente de la cosmovisión francesa, otorgando referencia especial a los caminos del sur del territorio galo y a las reliquias del mismo espacio.
De la cosmovisión gala a una mirada continental
El capítulo dedicado a las reliquias (De los cuerpos de los santos), que abarca casi la mitad del texto total del libro V, es un ejemplo especial; en él se dedica el 97 por ciento del texto a los cuerpos santos del territorio sureño de las Galia. Tan sólo el restante 3 por ciento se dedicará a las reliquias de la Península Ibérica, incluido en este mínimo espacio la cita del Apóstol.
Pasarán más de tres siglos, tras la redacción del Calixtino, para la aparición de la guía de Hermann Künig von Vach, con el titulo Die walfart und Strass zu sant Jacob, impresa en el taller de Mathias Hupfuff de Estrasburgo en 1495.
La mirada del monje alemán, ya en los días del Renacimiento, dista mucho de la del autor o autores del Calixtino. El austero texto de Künig presenta por primera vez una síntesis de las vías europeas que engloba a los grandes flujos de la peregrinación continental.
Vía Alta u Oberstrasse
El primer camino descrito por Hermann Künig –la Vía Alta u Oberstrasse– se inicia en la antigua Suabia, para discurrir por Berna, Ginebra, Valence, Narbona, Toulouse y Roncesvalles, desde donde se continúa por Burgos y León hacia Santiago de Compostela.
Este es el Camino que recoge y canaliza hacia Compostela el flujo peregrino de parte de Suiza, Bohemia, Baviera, Suabia, Silesia, Austria, Hungría y sur de Polonia. En él entroncarán aquellos viajeros procedentes de Saboya, la península italiana y los territorios orientales franceses.
Vía Baja o Niederstrasse
El segundo camino –la Vía Baja o Niederstrasse– une Santiago con el núcleo de Aquisgrán/Colonia, a través de Bayona. Por este itinerario se canalizaba la peregrinación procedente de la costa del Báltico y Escandinavia; la del norte de Alemania; la que llegaba desde Polonia por Leipzig, Erfurt y Eisenach; así como la de los Países Bajos y el occidente francés. En ella se integraba también el flujo procedente de las islas británicas que llegaba al continente por los puertos atlánticos franceses.
En la descripción de esta Vía se alude además a los itinerarios hacia Saint-Nicolas-de-Port, Metz y Estrasburgo, que distribuían el flujo viajero por Lorena, Alsacia y el Palatinado.
Otro aspecto destacado de la guía de Künig es la destacada presencia de caminos alternativos por los que discurría la peregrinación.
Las rutas de Bayona
En el paso de los Pirineos cabe destacar las rutas que se confluyen en Bayona, citadas por Künig y de una importancia crucial en la peregrinación.
La primera une Burgos con la ciudad francesa, a través del Porten Berge, el paso de San Adrian. Es una ruta que ya tuvo tráfico en tiempos de Roma, y que fue muy frecuentada en todas las épocas. La guía de Künig no hace una descripción de la misma. Sin embargo, un viajero que recorrió este trecho pocos años después de la publicación de dicha guía, Arnold von Harf, nos dejó un amplio listado de lugares de paso; entre ellos están Briviesca, Miranda de Ebro, Vitoria, San Adrián, Tolosa, e Irún.
Otro camino citado por Künig para enlazar con Bayona, es el que une esta ciudad con el entorno de Pamplona, a través del puerto de Belate. Es el conocido Camino de Baztán, también de una notable belleza paisajística.
El paso de los Montes de León
Para Künig, León es una importante encrucijada jacobea, desde donde hay tres vías hacia Santiago: una de ellas va por El Salvador (Oviedo). La segunda se dirige por Astorga a Ponferrada, pasando por la montaña de Rabanal (Foncebadón).
La tercera vía, la que él aconseja, es la del “camino de Santa Marina”. Esta cruza el Órbigo entre Santa Marina del Rey y Benavides; continúa hacia el oeste, dejando Astorga tres leguas al sur (por el entorno del Ayto. de Villamejil); y accede al Bierzo por el paso de Brañuelas-Cerezal de Tremor. Desde allí continuará hacia Bembibre y Ponferrada.
Esta ruta es la que permite el paso de los Montes “sin subir montañas”, tal como escribió el monje alemán. Con esta senda el peregrino supera los Montes a una cota de 1100 metros de altura, frente a los 1500 de Foncebadón.
La variante de Lugo
Finalmente, se halla la variante de Lugo, en la que Künig elige, como en el caso de los Montes de León, un camino más fácil que no exige subir a la sierra del Cebreiro, ruta por la que el caminante ha de superar la cota de los 1300 metros de altitud
El monje, antes de llegar a La Faba, a la altura de Las Herrerías, opta por cruzar hacia Piedrafita del Cebreiro, para dirigirse a Lugo por Becerreá, pasando luego desde Lugo a Melide, donde se une al clásico itinerario del Camino Francés.
Es este un camino de indudable belleza, en el que también encontrará el viajero una ciudad que impresionó a Künig por su monumentalidad: Lugo.
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