Entre las variantes que propone Hermann Künig en su Niederstrasse, figura el itinerario entre Burgos y Bayona (Francia). En esta ocasión revisaremos el recorrido de Briviesca a Miranda de Ebro.

Por Miguel Moreno Gallo

Los  viajeros medievales que recorrían estos lugares del camino de Francia tendrían dificultades para reconocerlos hoy. Desde Burgos a Prádanos de Bureba, apenas habían cruzado algunas pequeñas aldeas. El propio Hermann Künig von Vach alude a ello. Incluso Briviesca (Barbisco según la crónica de Arnold von Harff, viajero coetáneo de Künig), hoy con título de ciudad, centro comarcal, enlace de carreteras, autovías y ferrocarril, tampoco se libraba de la humildad medieval.

Briviesca, Burgos.

Briviesca hoy, trazada a cordel. Al fondo de la calle, la torre de la casa palaciega de Soto-Guzmán, actual sede municipal. Imagen Miguel Moreno Gallo

Briviesca, considerada capital de la Bureba, tiene un notable plano de calles rectilíneas, originario del siglo XIV, y que parece que influyó en la monarquia española a la hora de diseñar nuevas ciudades tanto en España, como Santa Fe(Granada), como en el Nuevo Continente.

El peregrino de finales del siglo XV se encontraría con la que más tarde sería colegiata de Santa María la Mayor, construida sobre un antiguo templo gótico del siglo XIV. La iglesia de San Martín también perdió su traza primitiva para convertirse en una parroquia del siglo XVI, con una una bella portada plateresca. Aún no existía el magnífico convento de Santa Clara, del siglo XVI, una obra cumbre patrocinada por los poderosos señores de la casa de los Velasco.

De Briviesca a Miranda

Los peregrinos, dejaban Briviesca por el puente medieval de la Epitafia, hoy apenas un paso peatonal que cruza el río Oca, para dirigirse a Grisaleña (Salinich).

Esta zona de la Bureba tiene un sustrato geológico formado por yesos, calcitas y glauberitas, muy rentables desde el punto de vista minero, pero absolutamente deleznables cuando se usan en la construcción de edificios. No es extraño encontrarse con casas desvencijadas, palacios que parecen carcomidos y templos arruinados. Probablemente Grisaleña signifique iglesia de yeso, en referencia al antiguo templo románico hoy desaparecido; aunque el torreón del siglo XI que hoy hace las veces de campanario nos habla de una época de cierto esplendor y defensa fortificada.

Torreón de Grisaleña, Burgos

Torreón defensivo de Grisaleña, Burgos, hoy campanario de la iglesia. Imagen de Miguel Moreno Gallo

Zuñeda (Suneta) sería la siguiente población. Tenía un castillo medieval, hoy desaparecido y poco más, porque la iglesia actual es del siglo XVII.

Un paso obligado

Uno de los enclaves más destacados en el trayecto de Briviesca a Miranda siempre fue Pancorbo; una parada obligada en el camino de Francia. Sus orígenes son antiquísimos, con su castillo siempre vigilante a la puerta del desfiladero que comunica la llanada de Miranda de Ebro con la Bureba.

El pueblo se estrecha entre las rocas y apenas permite el paso si no es atravesando las calles porticadas. La antigua ruta carreteril está hoy fosilizada, porque la carretera nacional, el ferrocarril y la autopista han encontrado acomodo al este del río Oroncillo; para ello se han tenido que construir túneles que salven las gargantas de roca.

Calle de Pancorb

Calle porticada de Pancorbo, Burgos. Imagen de Miguel Moreno Gallo

Precisamente en Pancorbo encontramos la iglesia de Santiago, que estaba en construcción del último cuarto del siglo XV; es contemporánea, por tanto, de la época de Künig. El templo se cita por vez primera en 1340, y está asentado sobre una antigua iglesia románica.

Un enclave romántico

El desfiladero de Pancorbo siempre ha causado sensación en los viajeros; principalmente entre los románticos europeos que venían buscando emociones en España; escenas de toreros, manolas, bandidos y vestigios musulmanes.

Iglesia de Santiago, en Pancorbo, Burgos

Iglesia de Santiago, en Pancorbo, Burgos, con elementos románicos, góticos y renacentistas. Imagen de Miguel Moreno Gallo

Hasta Víctor Hugo situó en Pancorbo a los “comprachicos” en su obra El hombre que ríe. Por cierto, se dice que esta novela inspiró a los creadores del Joker como representante de los bufones, y que precisamente en Pancorbo estuvo la única escuela medieval de estos siniestros personajes.

El paso estrecho entre los acantilados mide casi dos kilómetros; pero los caminantes podían pararse en la ermita románica del Cristo del Barrio para pedir protección frente a las adversidades. Situada en un precioso entorno, al pie del camino jacobeo por Bayona, está documentada desde 1076. En sus paredes hay empotradas varias laudas sepulcrales romanas; un detalle de historia y arte que nos recuerda también que este era un paso importante de la via Aquitania, la que en tiempos romanos unía Burdeos (Burdigala) y Astorga (Asturica Augusta), y que constituyó parte esencial en el nacimiento del Camino Francés.

La ermita del Santo Cristo del Barrio, Pancorbo, con restos romanos

La ermita del Santo Cristo del Barrio, en Pancorbo, con laudas sepulcrales romanas en su fachada. Imagen de Miguel Moreno Gallo.

Otro paso estrecho: Ameyugo

La salida del desfiladero emboca al viajero hacia Ameyugo (Amigugo). Se trata de una pequeña localidad que defiende otro estrecho paso de la ruta.

El edificio más importante era la ermita románica de San Juan, vendida en el siglo XX a los Estados Unidos; un expolio más, al rico patrimonio hispano. La iglesia parroquial es del siglo XVI; está declarada BIC, sin que se sepan muy bien las razones de tal prestigio. El torreón fue mandado construir por Isabel de Guevara hacia 1480, por lo que los viajeros que recorrieron este camino en los días de Künig lo tuvieron que contemplar en todo su esplendor.

Desde Ameyugo, el peregrino se dirige hacia Orón, donde debe salvar el río Oroncillo camino del Ebro. Se trata de un pueblo singular, con una enorme plaza a la que se asoman las principales casas.

La iglesia, dedicada a San Esteban Protomártir, es espectacular de tamaño y forma; obra del siglo XVI, con un buen retablo barroco. El campanario fortificado tiene trazas de ser anterior.

Iglesia de Orón, Burgos

La iglesia de Orón, Burgos, realmente espectacular, de época renacentista. Imagen de Miguel Moreno Gallo.

Y al fondo…Miranda de Ebro

Y al fondo, Miranda de Ebro (Meranda), otro lugar de obligada parada para cualquier caminante. La ciudad, la segunda mayor de la provincia de Burgos, tiene una activa vida económica, como centro industrial y ferroviario.

El viejo casco urbano, a la sombra del castillo, estaba protegido por el río Ebro y por una muralla que llegaba hasta la fortaleza, todo ello en el barrio de Aquende.

La vieja iglesia fue sustituida por la actual de Santa María en el siglo XVI, pero Miranda conserva aún, en el barrio de Allende, una iglesia románica, San Nicolás, que ya aparece citada en 1099.

Miranda de Ebro: antigua iglesia románica de San Nicolás, ahora dedicada al Espíritu Santo

Iglesia románica de San Nicolás, ahora dedicada al Espíritu Santo, en Miranda de Ebro, Burgos. Imagen de Miguel Moreno Gallo

En tiempo de los romanos, el paso del río se efectuaba por un lugar indeterminado, tal vez por el barrio de La Nave, a dos kilómetros al noroeste del actual puente de Carlos III, aunque el yacimiento de Arce Miralpérez, en el barrio del mismo nombre, al sureste de Miranda, habla de la importancia del asentamiento autrigón y posteriormente romano, de los siglos I y II.

En cualquier caso, el río Ebro era la frontera natural que marcaba una nueva etapa en aquel largo camino hasta Aquitania.