Sin duda, uno de los puentes más bellos del Camino de Santiago en España es el de Puente la Reina, localidad navarra de unos 3.000 habitantes, surgida a la vera del rio Arga, y con gran interés artístico y jacobeo.

Por Tomás Alvarez

Hermann Künig von Vach, en su guía de peregrinación, la primera escrita en la Edad Moderna, calificó al puente que daba nombre a la población como “majestuoso”, un calificativo inusual en su guía, por lo general escueta y aséptica.

Puente medieval en Puente la Reina, Navarra

El bello puente medieval de Puente la Reina, una joya del Camino de Santiago en Navarra. Imagen de Jose Holguera.

En el famoso texto de Künig se aprecia el interés que despiertan en el viajero alemán las grandes obras de infraestructura, y en especial los puentes. Y tiene su lógica porque para el viajero el puente era un nexo que acortaba el viaje, haciéndolo más fácil y seguro.

Los buenos puentes eran garantía de paso seguro; por eso en torno a ellos surgieron establecimientos religiosos, militares y activas ciudades.

Los puentes, del Camino.

Aún antes de llegar a Einsiedeln –donde Künig dio comienzo a su guía- el monje alemán nos habla, sin citar su nombre, del Teufelsbrücke (Puente del Diablo), construido sobre el río Sihl, muy cerca del Etzelpass, en la ruta peregrina del  Camino Suabo, que viene de Constanza.

El Teufelsbrücke es tambien uno de los puentes más bellos del Camino de Santiago, antiguo y relativamente estrecho. Se trata de una sólida construcción con una cubierta de teja, bastante inclinada, debido a que se halla en una zona prealpina donde son frecuentes las nevadas.

Poco después de dejar Einsiedeln Künig citará otro puente: el de la Capilla, Kapellbrücke, en Lucerna; el más largo de los puentes medievales de la ciudad. Es una obra bellísima, tal vez la “postal” más famosa de Suiza.

el puente del diablo

Puente del Diablo, o Teufelsbrücke, en invierno. Imagen de Tomás Alvarez

En Francia Künig cita varios puentes, pero sin duda el más importante es el de Pont-Saint-Esprit, construido entre 1265 y 1309; el único puente medieval que pervive sobre el Ródano al sur de Lyon. Es una obra de los monjes hospitalarios de San Juan de Jerusalén, de casi un kilómetro de longitud, y desempeñó un papel crucial en las comunicaciones entre el Delfinado, la Provenza y el Languedoc.

Y el Puente la Reina

En el caso de España, el que más admiración parece haberle producido es el de Puente la Reina. Se trata de una obra de enorme belleza plástica. Tiene sólo 110 metros de longitud y cuatro metros de anchura; se apoya en siete arcos de medio punto y es más elevado en su parte media.

Fue construido en el siglo XI durante el reinado de Sancho el Mayor de Navarra, un monarca poderoso que influyó grandemente en todos los reinos cristianos y que protegió el Camino de Santiago, realizando nuevas infraestructuras.

Poco antes de Puente la Reina, se unen los caminos santiagueños que provienen de los puertos de Somport e Ibañeta y que cruzan el rio Arga por el puente citado, en torno al cual surgió la villa, ligada en sus orígenes a los monjes Templarios.

La denominación de Puente de la Reina se debe a que se ha dicho que fue una reina quien encargó la obra, si bien no hay acuerdo en atribuir el encargo a una protagonista concreta…

El viajero que proviene del norte entrará al viejo casco urbano por la calle del Crucifijo, bajo la bóveda del portal del templo del mismo nombre, para continuar hacia el centro de la villa. La senda pasa a denominarse más adelante calle Mayor, y desemboca ante el torreón defensivo del puente medieval sobre el Arga.

Aire medieval de ciudad fortificada

En este recorrido, el viajero hallará desde establecimientos de hostería hasta casones palaciegos blasonados y con anchos aleros, y la excelente iglesia de Santiago el Mayor, originaria del siglo XII, con su seductora portada polilobulada, aunque ya bastante deteriorada. El resto del templo es básicamente del siglo XVI, salvo el campanario, que es del XVIII.

Iglesia de Santiaago el Mayor en Puente la Reina, Navarra

Portada de la iglesia de Santiago el Mayor de Puente la Reina. Imagen de Jose Holguera.

El lugar es evocador, muy acogedor para el viajero, que gozará de un paseo en el que aparecen otros templos, conventos, y nobles caserones. Pervive el aire medieval de la ciudad fortificada que antaño, a la llegada de la noche, cerraba sus puertas a toque de campanas…

Hoy, ya no se cierran las puertas, y el lugar es siempre una villa abierta por la que pasean relajadamente los peregrinos, muchos de los cuales acuden hasta el puente de la carretera (N-111) para fotografiar desde él la armoniosa imagen del puente románico, por el que felizmente ya no va el tráfico rodado.

La población tiene una amplia oferta de hoteles, pensiones, albergues y casas rurales, para atender a visitantes y peregrinos. Es una actividad histórica. Ya en el siglo XV, cuando Hermann Künig von Vach pasó por allí, funcionaban en Puente la Reina dos hospitales en los que se daba acogida a transeúntes y peregrinos.

Pese a la tradición hospitalaria, no siempre halló el viajero alojamiento fácilmente. Domenico Laffi, el gran correcaminos italiano, ya se disponía a dormir en una capilla, al no encontrar cama, cuando un pobre campesino le ofreció su casa; a él y a su compañero. También les ofreció pan pero Laffi y su amigo no lo aceptaron “porque era un hombre pobre”. En cambio, si aceptaron la oferta de vino, que era bueno, en opinión de italiano. La fama del vino navarro viene de lejos.