En el corazón de la provincia de León, se ubica el pueblo de Requejo, con su barrio anejo de Corús; en un territorio agradable, por el que en la antiguedad discurrian los viajeros hacia Santiago de Compostela, siguiendo la vía aconsejada por el famoso monje alemán Hermann Künig von Vach, autor de la primera guía de peregrinos de la Edad Moderna.

Por Jose María García y Tomas Alvarez

En la solana de la sierra de la Cepeda, protegidos de los fríos vientos del norte, aparece un pequeño grupo de núcleos rurales, dominando un espacio geografico ondulado que comunica los valles del Tremor y del Tuerto.  Entre estos lugares figura Requejo, que históricamente se ha considerado como unido al caserío de Corús.

Requejo y Corús

Requejo y Corús ocupan un bello espacio en el norte de la comarca de la Cepeda, León. En la imagen, Requejo en otoño. Guiarte.com

El nombre de Requejo está directamente relacionado con su geografía; pues se denominaba así al lugar o rincón, que terminaba en una cuesta o pendiente, dominando una llanura. La denominación de Corús, tal vez derive del latino corulus, avellano, una planta que se da en la zona; aunque también podría estar vinculada a las lenguas prerromanas, en las que la radical k-r se relacionaba con roca.

En la vía de Künig

Este territorio fue siempre tierra de paso entre las cuencas hidrográficas del Miño y del Duero. Por él discurrieron guerreros, comerciantes y pobladores en todas  las épocas de la historia, y en él se encuentran vestigios de poblamientos prehistóricos. Tambien fue zona de paso de peregrinos. Hermann Künig, en su guía de peregrinación, recomendaba a los viajeros que procedían de León que tomasen el camino de Santa Marina del Rey; dejaran Astorga a unas tres leguas al sur (pasando por el entorno del municipio de Villamejil) para avanzar por un lugar sin montañas (el paso hacia Brañuelas y Cerezal de Tremor), y alcanzar cómodamente el Bierzo y Ponferrada.

Con este itinerario, los caminantes  podían cruzar los Montes de León por la cota más baja;  ligeramente superior a los 1100 metros; mientras que la vía de Foncebadón exige superar la cota de los 1500 metros.

El conjunto de Requejo y Corús tiene en la actualidad, según Instituto Nacional de Estadística, un censo poblacional de 63 personas (ejercicio 2022), y ocupa una bella zona de la comarca de la Cepeda.

Requejo y Corús, en el pasado

Requejo queda enmarcado por dos vallecillos que abrazan a un núcleo urbano de casas de piedra y mampostería. El lugar tuvo cierta importancia en los siglos pasados, lo que queda patente en sus dos bellos templos: la iglesia parroquial, dedicada a santa Eulalia, y la ermita de San José, recientemente restaurada.

La espadaña del templo parroquial de Requejo, de un románico rural; típica en diversas iglesias de la Cepeda, en León.Guiarte.com

Corús es un pequeño caserío de plano lineal; ubicado en medio de huertas arboladas. Tiene una pequeña ermita dedicada a la Virgen del Socorro, la principal devoción mariana de la comarca.

En la división administrativa organizada en el siglo XIX por Javier de Burgos, ministro de Fomento y Gobernación, Requejo quedó como cabeza de un municipio. En él se incluían los pueblos que desde 1888 están integrados en el Ayuntamiento de Villagatón.

La iglesia parroquial, restaurada hace varios años, posee una bella espadaña, del típico románico rural de la zona. Esta se alza como un menhir en medio del caserío. Ante el portal posee una recoleta plaza, en medio de la cual se eleva un sencillo crucero.

La advocación de la parroquia, santa Eulalia, nos hace pensar en su larga historia, habida cuenta de que esta bienaventurada fue una de las más populares en la Alta Edad Media hispana.

Una parroquia poderosa

La parroquia local era poderosa porque además incluía los anexos de Corús y Culebros. Uno de sus párrocos más destacados fue D. Manuel González, quien ocupó la parroquia desde 1714 hasta 1755.  Había nacido en Vega de Magaz y era sobrino de Justo Fernández, cura de Vega de Magaz y Zacos, gracias al que pudo realizar los estudios pertinentes y ordenarse sacerdote, lo mismo que sus hermanos menores Antonio y José.

requejo y corus

Retablo de piedra, recién restaurado, en la ermita de San José de Requejo. Imagen Jose María García Alvarez

Fue el propio D. Manuel González quien impulsó la construcción de la ermita, entre los años de 1739 y 1751. Se trata de un excelente edificio de una nave. En él destacan sus gruesas paredes de sillares, la cúpula del crucero en forma de bóveda de mampostería sobre pechinas y sobre cuatro arcos torales de medio punto. Todo construido en piedra, lo mismo que el propio altar y el retablo.

Pasó este edificio por muchas décadas en el abandono, pero la calidad constructiva permitió que sus paredes y la bella cúpula permanecieran en pie. Desgraciadamente, con el abandono se perdieron los materiales de su interior; destrozándose incluso el bello retablo de piedra. No obstante, en su decadencia, el edificio, abrazado por poderosas hiedras, siguió siendo un punto atractivo por su encanto romántico. Felizmente, el conjunto ha podido ser reparado en la última década.

Referencias históricas de Requejo y Corús

En tiempos señoriales Requejo y Corús estaban incluidos en la Merindad de la Cepeda, que controlaban los marqueses de Astorga. Cuando se realizó el Catastro del marqués de la Ensenada -mediados del siglo XVIII- se recogieron juntamente los datos de Requejo y del barrio de Corús. En el texto se indica su dependencia del señorío de la marquesa de Astorga, quien recibía del Común 360 reales de alcabalas, por “no se sabe porqué”.

El texto define el campo como tierra de ferreñales, prados, regadíos, y zona montuosa de primera a tercera calidad. Las producciones básicas eran lino, centeno y hierba. Existían allí algunas colmenas, y ganado vacuno, de cerda, lanar, yeguar y cabrío.

Poblaban entonces el conjunto (mediados del siglo XVIII) 39 vecinos, con cuatro viudas, en 56 casas. Había allí una taberna arrendada; un cura, y ocho molinos harineros, uno de ellos de un presbítero de Sueros.

El Común poseía pastos de guadaña, pastos comunes y monte; gastaba 60 reales en la fiesta del Corpus. Los vecinos pagaban en León, por derechos de «millones» 180 reales y 40 maravedíes y otros 110 reales y 24 maravedíes por otros gravámenes.

Requejo y Corús, ermita de Corús

La sencilla ermita de Corús, en medio de un agradable entorno. Imagen de Guiarte.com

 

Datos del diccionario de Madoz

En el siglo XIX, el Diccionario de Pascual Madoz, describió así a Requejo y Corus: «En la prov. de León, part. jud. y dióc. de Astorga, aud terr. y c.g. de Valladolid; es cab. del  ayunt. de su mismo nombre, al que se hallan agregados los pueblos de Balbuena, Brañuelas, Culebros, Manzaneda y la Silva, Montealegre, Nistoso y sus barrios, Ucedo y Villagaton«.

«Situación, en una  ladera; su Clima es frio; sus enfermedades más comunes algunos dolores de costado y pulmonías. Tiene 160 casas, inclusas las del barrio de Corús; escuela de primeras letras, frecuentada por 20 niños; igl. parr. (Sta. Eulalia) matriz de Culebros, servida por un cura de primer ascenso y presentación de tres voces legas y un coadjutor; una ermita (San José) de buena arquitectura, y una fuente de buenas aguas. Confina con Nistoso y sus Barrios, el anejo, Balbuena y Villagaton«.

«El terreno es de mala calidad. Los caminos son locales. Recibe la correspondencia de Astorga. Produce centeno, patatas y pastos, cría ganado lanar y cabrío de mala clase, y caza de perdices. Población de todo el ayuntamiento,  180 vecinos; 810 almas

Requejo y Corús padece el grave problema de la despoblación; común a toda la comarca en la que se inscribe. Es una bella zona para practicar el cicloturismo, y admirar una rica fauna y flora, en medio de un paisaje atractivo y apacible.

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