El camino de Cerezal de Tremor fue en el pasado una ruta sumamente habitual en el viaje a Compostela. Es el que Hermann Künig recomendó para cruzar los Montes de León, evitando el esfuerzo de ascender el puerto de Foncebadón. La agrupación cultural de Celadilla (León) nos narra su reciente experiencia por el mismo.

Por Artemio Artigas

La Asociación Cultural de Celadilla de Páramo (León), dentro de un programa de realización del Camino de Santiago, aprovechando los fines de semana, acaba de cubrir el trayecto desde Brañuelas a Bembibre, un trayecto de notable encanto paisajístico.

La agrupación cultural está realizando colectivamente el trayecto peregrinacional desde León a Santiago, en un programa que denomina “Desde Cela a Compostela”.

valle del rio Tremos, desde la bajada a Cerezal

Entre los robledales, desde el Camino de Cerezal se divisa el hermoso valle del río Tremor. Imagen de Artemio Artigas

El camino de Cerezal y el paso sin montañas

La ruta que acaban de realizar ahora -en una mañana soleda de primavera- es precisamente la que permite superar los Montes de León sin subir montañas; por un entorno de poco más de 1.100 metros de altitud, en Brañuelas. Frente a este paso amable, la subida por el puerto de Foncebadón exigirá al viajero la ascensión a una cota de algo más de 1500 metros.

Para avanzar por esta ruta, el monje alemán Hermann Künig, en su guía, escrita en el final del siglo XV, propuso, a la salida de León, tomar la senda que pasaba por Santa Marina del Rey; en aquel tiempo (siglo XV) la mayor población de la zona central de la actual provincia de León. El itinerario del monje continuaba hacia el oeste dejando a Astorga tres leguas al sur, para penetrar por la zona de Brañuelas hacia el Bierzo; justamente por un paso más cómodo pero también bello.

Los peregrinos, de diversos pueblos del Páramo y del valle del Órbigo –que ya han realizado otras tres etapas en fines de semana precedentes- salieron en esta ocasión desde el agradable entorno de la iglesia de Brañuelas, para avanzar por la antigua carretera de acceso a la Nacional 6, ahora una vía solitaria, en medio de pinadas y pastizales, en dirección a Cerezal.

Inicio de la marcha a Bembibre, en Brañuelas

Los peregrinos, iniciando la marcha, hacia Cerezal y Bembibre, en Brañuelas. Imagen de Artemio Artigas

Tras recorrer unos tres kilómetros por esta antigua ruta asfaltada, se toma una senda de tierra que continúa montaña abajo, en medio de pinos y robledales. El itinerario permite disfrutar de excelentes vistas sobre el valle del río Tremor.

La ruta de tierra tiene unos cuatro kilómetros de recorrido, y nos conduce entre la vegetación, a veces al lado de restos de explotaciones mineras y venerables ejemplares de castaños centenarios, hasta el despoblado de Cerezal; antaño un lugar famoso por su atención al peregrinaje, donde hubo una importante institución de hospitalidad y un convento franciscano.

Ermita de Cerezal de Tremor

Ermita de Santa María Magdalena, un vestigio del establecimiento de hospitalidad de Cerezal en la Edad Media.

En medio de una vegetación casi selvática que rodea el cauce del rio Tremor, aparecen las ruinosas edificaciones del lugar: la ermita de Santa María Magdalena, vestigio de la institución hospitalaria medieval, y escasos restos del convento franciscano, paredones ruinosos en medio de una chopera al borde del río, y una torre semiderruida, al lado de la carretera que conduce a Tremor de Abajo.

Desde Cerezal, los viajeros que van a Bembibre tienen dos alternativas. La primera y más corta es por el valle del río Boeza, con las localidades de La Ribera de Folgoso y Albares; la otra, la continuación por el valle del río Tremor, hacia Torre del Bierzo. Esta segunda permite gozar de la belleza y tranquilidad del entorno del Tremor, pero exige unos dos kilómetros más de recorrido.

Castaños centanadior de Cerezal de Tremor

Monumentales castaños aparecen a la vera del camino de Cerezal. ya cerca del fondo del valle del Tremor. Imagen de Artemio Artigas

Los viajeros, parte de los cuales habían hecho una semana antes la ruta por el valle del Boeza y Albares, recorrieron en esta ocasión la segunda, por Torre del Bierzo. Un poco más de cansancio… pero la sustanciosa gastronomía de Bembibre les permitió una gozosa recuperación de fuerzas.

Una jornada de disfrute en la naturaleza, descubrimiento y gastronomía; una forma de hacer Camino y Amistad.