En el siglo XV, numerosos peregrinos de la aristocracia de Núremberg viajaron a Santiago de Compostela, destacando entre ellos una saga familiar: la de los Ritter, Riter o Rieter, encabezada por Peter Ritter, viajero a la ciudad del Apóstol en 1428. De esta familia, pasarán también por Compostela Andreas y Sebald Ritter.
Por Tomás Alvarez
Uno de los descendientes de Peter Ritter, Hans Ritter, en el tramo final del siglo XVI recopilaría diversos escritos que revelan interesantes datos del peregrinaje de sus familiares, quienes fueron acaudalados patricios de la burguesía de aquella ciudad alemana, y que previsiblemente aprovecharon el viaje para llevar a cabo otras gestiones comerciales.
Núremberg era en el siglo XV una gran ciudad, de intensa vitalidad comercial y política; donde, precisamente, se celebraban también las Dietas Imperiales del Sacro Imperio Romano Germánico. Rodeada de una gran muralla de cuatro kilómetros de longitud y enclavada en el medio del territorio centroeuropeo.
Por la senda de Künig
la ciudad de Núremberg era en aquel tiempo la gran plaza comercial intermedia entre el norte de Italia y los puertos de la Hansa; y también en un núcleo estratégico de las comunicaciones de Europa Central.
Educado en Brujas, Peter Ritter viajó en peregrinación a Roma y Santiago de Compostela, a donde partió en compañía de un criado. Se cree que siguió la ruta descrita por Künig que conduce a Einsiedeln a través del Camino Suabo para continuar por Friburgo y Ginebra hacia territorio hispano, bien a través de Roncesvalles o Bayona.
Hay pocos datos del periplo. Parece ser que cuando Hans Ritter recopiló los viajes de la familia, resumió el relato que había dejado su ancestro. De todas formas, un documento comercial atestigua su paso por Friburgo (Suiza).
Después de dejar colgado su escudo de armas en la catedral de Santiago de Compostela, Peter prosiguió a Finisterre. El regreso lo haría por Asturias, donde visitó Oviedo y tal vez Covadonga, para retornar probablemente por León y Burgos en dirección al valle del Ebro, hacia el monasterio de Montserrat y Barcelona.
Por Padua y Roma
Desde Cataluña, el de Núremberg avanzaría por la Provenza para alcanzar ya el territorio Italiano. Allí visitaría seguramente la famosa basílica de San Antonio de Padua, en la que se veneran las reliquias de este famoso santo.
Ritter viajó a continuación hasta Roma. En la ciudad papal visitó al pontífice Martín V; también contempló el sudario de la Verónica, reliquia que desaparecería un siglo más tarde, durante el «Saco de Roma«; saqueo de las tropas de Carlos V, en el año 1527. El viajero alemán permaneció más de tres semanas en la Ciudad Eterna, para retornar luego a Alemania.
Peter Ritter, viajero a Jerusalén
En 1436 Peter Ritter efectuaría también su peregrinación a Jerusalén. El viajero –según el escrito de Hans Ritter- realizó estos actos piadosos, para advertir a sus descendientes “que deben dirigirse a estos santos lugares”
Junto con los Ritter, hubo muchos otros patricios de la ciudad de Nuremberg que anduvieron en ese siglo por los caminos de peregrinación. Entre ellos cabe citar a Nicolas Rummel, Sebald Örtel, Georg Pfintzing, Gabriel Tetzel, Hans Lochner o Jerónimo Münzer. No sólo se juntó en el siglo XV la vitalidad política y comercial de esta ciudad, sino un despertar general del ansia viajera y de conocimiento, la inquietud inherente a los días del Renacimiento.
En el año 1462, Sebald Ritter seguiría las huellas de su padre.
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