Con más de 20.000 habitantes, Trobajo del Camino, en el alfoz de la ciudad de León, es una población que ha perdido en el último siglo su imagen de pequeño pueblo agrario leonés, pero donde perviven los ecos de una larga historia y un interesante pasado jacobeo.
Por Tomás Álvarez
Trobajo del Camino es un núcleo de población que, en la actualidad, forma parte de la conurbación de la capital leonesa; poseedor de un rico pasado, vinculado a la historia del Reino de León y al Camino de Santiago.
Situado en la orilla occidental de la cuenca del Bernesga, este antiguo lugar supera en la actualidad los 20.000 habitantes; es ya el tercer núcleo más poblado de la provincia, y su entramado urbano se ha solapado con el de León.
La historia de Trobajo
El nombre de Trobajo podría estar relacionado con su ubicación al borde de un terreno húmedo, con zonas de marjal. La ciudad de León, surgida en tiempos romanos en la confluencia de los ríos Torío y Bernesga, estaba a un lado y otro rodeada por terrenos sumamente húmedos e incluso pantanosos.
Tal vez el nombre de Trobajo derive precisamente del latín palûs que significa pantano. De hecho, en la Edad Media hay documentos que identifican a la población como Trepalio. Este origen etimológico explicaría también el nombre del otro Trobajo situado pocos kilómetros al sur (Trobajo del Cerecedo).
La vía romana que conducía desde León hacia el oeste superaba el Bernesga por el puente ubicado junto al actual edificio de San Marcos. Desde allí, continuaría en hacia el ribazo occidental del valle, en cuya falda se halla el casco viejo de Trobajo y donde se tiene constancia de la existencia de edificaciones romanas.
Esta cercanía a León hace de Trobajo un lugar citado reiteradamente en la historia, bien por el paso de viajeros de todo tipo o tropas. Entre las notas históricas referidas al lugar, encontramos un magnicidio medieval de gran trascendencia. En mayo de 1029 el conde castellano García Sánchez se asentó con su sequito en Trobajo, cuando acudió a León para casarse con doña Sancha, hermana del rey Bermudo III.
Impaciente por conocer a Sancha, García salió de Trobajo con una pequeña escolta y se introdujo en la capital del reino para ver a su prometida, que residía como dómina en el monasterio de San Juan y San Pelayo (actual abadía de San Isidoro). Mientras los dos mantenían un primer diálogo, un grupo de nobles huidos de Castilla asesinaron al conde, que falleció en brazos de una desconsolada Sancha.
Trobajo en el Camino de Santiago
Pero Trobajo tiene una especial relevancia como lugar vinculado a la peregrinación, por donde pasaban multitud de viajeros de camino a Compostela; y quien más destacó el valor del lugar como hito jacobeo fue Hermann Künig von Vach.
El monje alemán escribió en su guía –la primera de la Edad Moderna- que desde León hay tres caminos para llegar a Santiago de Compostela. La primera posibilidad consiste en avanzar por Oviedo; allí, el viajero podría conocer el famoso relicario de la iglesia del Salvador. La segunda alternativa consistía en avanzar hacia Astorga y alcanzar el Bierzo, pasando por Rabanal y el puerto de Foncebadón.
La tercera opción, la que recomienda Künig, consiste en tomar el camino de Santa Marina del Rey, avanzando hacia el oeste, dejando Astorga tres leguas al sur, para dirigirse a Ponferrada sin subir montañas, “dejándolas todas a la izquierda”.
Este paso de los Montes de León sin subir montañas existe. Cruza el Órbigo en Santa Marina del Rey; avanza por medio de la comarca de la Cepeda y alcanza el valle del río Tremor desde el entorno de Brañuelas. Con esta vía descrita por el viajero alemán, en lugar de cruzar los montes de León por una cota superior a los 1.500 metros de altitud, lo hará algo más de de los 1.100.
El crucero del Mirador de Trobajo
En el alfoz de León había en el final de la Edad Media dos grandes cruceros góticos. Uno en el lugar desde donde el peregrino divisaba la ciudad: el alto del Portillo. Este crucero es el que actualmente se halla ante el parador de San Marcos. El otro estaba en la zona denominada el Mirador de Trobajo, el punto donde el peregrino se despedía visualmente de la ciudad. Este es el crucero que anunció Künig como punto de bifurcación de los caminos de Astorga y Santa Marina del Rey.
El monumento perduró en el mismo lugar hasta el siglo XX. Luego, “desapareció”, aunque aún (2022) se ve en su lugar la base y parte del arranque del fuste. En la obra publicada en 1948 por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas sobre “Las peregrinaciones a Santiago de Compostela”; de Vázquez de Parga, Lacarra y Uría Ríu, aún se puede ver una foto del monumento íntegro.
Junto a la gran cruz de piedra estaba la bifurcación. En los mapas más antiguos se ve un camino que, por la izquierda, conduce a Fresno, Villar de Mazarife (la antigua Vallata), Villavante y Puente de Órbigo; es el trayecto que más se ajustaba al trazado de la calzada romana que unía Astorga (Asturica Augusta) con Legio (León). El Camino de la derecha conducía a San Miguel del Camino y Santa Marina del Rey(En aquella época aún no había surgido la población de la Virgen del Camino). Santa Marina del Rey era en la época de Künig una de las villas más importantes de la provincia de León; la mayor del valle del Órbigo. Desde allí, el peregrino podía seguir a Benavides, para avanzar hacia Ponferrada, dejando a Astorga a tres leguas al sur, y sin ascender montañas, como recomendó el clérigo germánico en su guía.
Trobajo del Camino, en el siglo XXI
A lo largo del siglo XX, el pueblo de Trobajo del Camino fue perdiendo su aire rural, con sus huertos y sus cuevas dedicadas a la explotación del vino, por influencia de un activo desarrollo urbanístico y económico.
De su pasado conserva los restos del crucero gótico citado anteriormente, que marcaba el punto donde se dividían en el siglo XV las sendas tradicionales de Santa Marina y Astorga; una ermita dedicada al apóstol Santiago, del siglo XVIII; y una sencilla iglesia parroquial con la espadaña típica de los templos de la comarca. Este templo, bajo la advocación de san Juan Bautista, se erigió entre el fin del XVIII y el XIX.
Cerca de la citada ermita, de origen medieval, hubo antaño un pequeño hospital de peregrinos, sostenido por una cofradía que también fue la que encargó en el siglo XVIII la imagen de Santiago, que se conserva en el interior del templo.
La proximidad de León hace que la mayoría de los peregrinos descansen en la antigua capital del Reino, y pasen de mañana, silenciosamente, por las calles de la población. En el avance pasarán al lado de un crucero, junto al paso peatonal sobre la vía del ferrocarril, y ante la ermita dedicada al Apóstol. Poco más adelante está el edificio Araú, un complejo de arquitectura industrial del siglo XIX, largos años en proceso de recuperación para su uso cultural.
Unos centenares de metros más adelante, pasarán –tal vez sin percatarse de ello- ante los restos del magnífico crucero gótico que citó Künig en su guía para el peregrino. “Encontrarás erguida una gran cruz de piedra” escribió el monje alemán hace más de 500 años.
Pero la gran cruz gótica ya no está erguida… sólo queda la base de aquel monumento medieval. Algunos dicen que lo que falta del mismo “no anda muy lejos”. Sería una maravilla que el misterio se aclarase, para ventura de los peregrinos y del interés jacobeo de Trobajo.
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